Se está haciendo tangible el costo de nuestro estilo de vida tan antropocentrista y desconsiderado hasta tal punto que, por ejemplo, el diario The Guardian reconoce el poder de su herramienta –el lenguaje– para reemplazar algunos conceptos por un vocabulario más preciso, que incida en los aspectos de las palabras que el mundo necesita para su rescate. Ahora hablará de ‘climate change’ como ‘climate emergency’ o ‘climate crisis’, los escépticos en la materia se denominarán ‘climate science denier’ y el calentamiento global pasa de ‘warming’ a ‘heating’.
Parte de nuestro pequeño aporte son los tips que te damos mensualmente para cuidar un poco más a nuestra Madre Tierra. No te pierdas los #MEOWEarth Tips Vol I, II y III.
Time to switch
Desde que el 40% de la población mundial está en cuarentena, el consumo general de electricidad se ha reducido un 20% gracias a que las grandes fábricas y oficinas han dejado de funcionar. Sin embargo, en nuestras casas hemos aumentado el gasto energético en 30% ya que la actividad de trabajos y escuelas se ha pasado a los hogares. Además de que las televisiones y las computadoras están más activas que nunca, también cocinamos más.
¿Qué podemos hacer?
- De entrada, cambiar nuestros focos por bombillas de LED, que consumen seis veces menos energía que los convencionales y, a largo plazo, son más económicos ya que tienen una vida más larga.
- Al cocinar, usar una olla exprés para cocer arroces o pastas. Hacer té y café con el agua necesaria, también ayuda.
- Por otra parte, entre un 10% y un 15% de la energía usada en los hogares se atribuye a aparatos y electrodomésticos que, aunque no están siendo usados o están apagados, están conectados. Así que usa ladrones con switch o desconecta lo que puedas mientras no se está usando. Por ejemplo, desconecta lu laptop y tu celular una vez terminen de cargarse. O, carga tu teléfono en modo avión antes de dormir, será más rápido y no estará toda la noche conectado.
Whole leaves, and that’s the tea!
Las bolsitas de té son otro foco de gran producción de residuos al consumirse en cantidades gigantes y venir envueltas en empaques individuales, ya sea de papel, de plástico o de papel forrado con plástico. Por lo tanto, no son ni reciclables ni compostables. Además, la mayoría contienen polipropileno, un tipo de plástico, en la misma bolsita–especialmente las que vienen en forma piramidal e incluso las de papel, donde se usa para sellarlas–. Como resultado, pueden desprenderse billones de microplásticos en tu bebida y terminar como parte de tu organismo. Una idea como mínimo desagradable…
La alternativa es muy sencilla: el infusor de té. Al ser de metal, es duradero, más seguro y reciclable. El té que va en su interior es también de mejor calidad, ya que el té en bolsa suele ser polvo de té, mientras que en este caso se usan hojas completas y se aprecian mejor su aroma e ingredientes. Además, te permite compostar el té una vez infusionado, en vez de tirarlo a la basura generando más residuos.
Video killed the ozone layer
Ok, esta va a doler. Segun The Shift Project (BBC), los servicios de streaming de video tipo Netflix o Amazon Prime, sumados a todo el porno del mundo más las redes sociales (YouTube y videos en WhatsApp, Instagram o Facebook), son responsables del 1% de las emisiones mundiales de CO2 a la atmósfera. Para hacernos una idea, eso se traduce en unos 300.000.000 de toneladas al año. Ouch. Y es que la transmisión de video representa en 60% del tráfico en Internet. Eso se debe tanto a la energía que consumen los dispositivos en los que se reproduce el contenido, como a las enormes cantidades de electricidad que requieren los servidores que albergan los videos y sus distribuidoras.
La cuestión está en no consumirlos en exceso. Es decir, mantener la TV prendida con alguno de estos servicios en activo pero sin estarlo viendo, usar YouTube coo sonido de fondo–pensemos que si lo usamos para escuchar música, es mejor usar Spotify, que no reproduce video–o si hay alguna serie o película que te gusta repetir, quizá sea mejor descargarla y recortar así parte de los costes.
Por último, ahora que estamos encerrades, es muy probable que muches hayamos caído en la etapa vegetal de la cuarentena en la que el día se basa en snacks, pijamas y series. A quién vamos a engañar, normalmente no contamos con la oportunidad de poder hacerlo sin consecuencia, ya que el mundo está parado. Pero, también está bien disfrutarlo cuando toca y darse a la tarea de terminar o empezar ese libro que lleva pendiente meses, leer los periódicos, las revistas o escribir, por ejemplo. Aprovechemos para descansar pero también para alimentar nuestras mentes.
Zipback again!
La cocina es uno de los espacios donde encontramos más cantidad de plásticos en empaques, productos de limpieza y envases. En otras entregas de nuestros #MEOWtips hemos hablado mucho de cómo reducir las cantidades de los mismos. Hay plásticos que podemos evitar fácilmente y otros más difíciles de esquivar. La idea que te traemos hoy supone un ahorro doble: para ti y para el medioambiente. Las tortillas, las espinacas, la lechuga y muchos otros productos vienen en bolsas herméticas cuadradas y planas, ¡exactamente iguales a las Ziplock! ¿Qué tal si en vez de comprarlas, reutilizas estas y así, al menos, les das una vida más larga? Ponte creative, piensa que incluso las bolsitas para almacenar leche materna–que normalmente son de un solo uso y en cantidades de cientos–pueden ser ideales una vez lavadas para pequeños snacks o para guardar sobras de sopas, verduritas, etc.
Still life
Ya que el encierro nos ha hecho pasar por todos los moods–flojera, hiperactividad, aburrimiento, creatividad– te proponemos una idea para pasar un buen rato y reutilizar más del plástico que nos invade. Recolecta botellas que encuentres por tu casa, ya sean de productos de limpieza, de alimentos o de bebidas y píntalas para usarlas de florero y darle un aire nuevo y de color a tus espacios. ¡Cute!