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Culture
El tejido y el textil, un lenguaje primario humano
27.11.2025
Por Diana Rosalia
fotografía Ximena del Valle

Hace unos días NGOimpacto y Casa Chiapas nos invitaron a formar parte de Jlumaltik: Nuestros territorios un encuentro con artesanas mayas donde conocimos parte de su trabajo textil y sus procesos comunitarios a través de una pasarela, demostraciones de técnicas en vivo, conversatorios y exposiciones

Comunidad es más que un grupo de gente

Al finalizar el show, Margarita López me cuenta que ella está ahí representando a su pequeña empresa. Cuando pregunto cuántas personas integran esa empresa nos dice que más de 200. Me sorprende escuchar este número y, quedo aún más deslumbrada cuando nos relata un poco sobre las dinámicas de trabajo en Kip Tik

Cada una de las integrantes trabaja según se lo permiten sus circunstancias de vida y territorio. El tiempo asignado al proyecto depende de los trayectos, las dinámicas personales y familiares de cada artesana y su permanencia en el colectivo está sujeta a la satisfacción que sienta en su rol. 

Es este último punto el que me genera una disonancia con mi realidad. Si bien, de manera geográfica mis orígenes (Veracruz) y mi radicación (Ciudad de México) se encuentran más cerca de las comunidades del estado de Chiapas donde Margarita y las demás artesanas trabajan, que de Europa o EEUU, la lógica de producción académica y laboral en la que me he desarrollado es completamente occidentalizada. 

¿Me hace realmente feliz?

La felicidad y el bienestar en distintos aspectos de la vida personal y comunitaria no suelen ser elementos de interés para las empresas y la idea de productividad. Como si el trabajo exhaustivo, el agotamiento físico y mental fueran factores no negociables para llegar a un resultado de alta calidad y belleza. Como en el caso de las prendas expuestas en Jlumaltik.

El cuidado y el apoyo mutuo es lo que da sentido al trabajo comunitario. Lo común es lo que se comparte más allá de un espacio físico o la suma de varias partes aisladas. Es la ida y vuelta de conocimiento y práctica en dirección horizontal que desemboca en un resultado común, en este caso: en una prenda. Asimismo, el trabajo de tejer está intrínsecamente ligado con el momento a solas que tiene cada mujer delante de su telar. Un espacio de autocuidado, de independencia y, como algunas de ellas lo definen: un acto meditativo.

Contexto = Valor 

Más de una vez, y de manera atinada, hemos escuchado que los textiles son los códices que los colonizadores no pudieron quemar. Ante esta afirmación veo dos riesgos potenciales: ver a estas prendas como algo del pasado y el que se valorice a la prenda de forma aislada cuando lo que le da significado es el conocimiento y personas que lo hacen posible. 

Jlumaltik significa “nuestros territorios” en tsotsil y la posibilidad de ver el trabajo de colectivos como Kip Tik, Dos Tierras, Juxta, Cooperativa Nichimal Kuxlejal y demás proyectos en los que estas artesanas participan, es una forma de expandir sus horizontes y sus formas de ver el mundo y la creación.

Las prendas tienen voces

Cuando hablamos de textiles y prendas tradicionales, surgen problemáticas como el extractivismo epistémico, la exotización y la apropiación cultural. Sin embargo, en el caso de esta iniciativa, en la que las propias artesanas deciden cómo se comparte y comercializa su trabajo con un público ajeno a su comunidad, es un ejercicio de agencia y autonomía.

Y de nuestro lado, la mejor manera de apoyar estas prácticas más éticas y responsables de producir moda, es consumiendo sus prendas y difundiendo la justa representación de su valor. Los proyectos liderados por Juana López, Eloísa Ara Hernández, Margarita López Hernández, Tania Beatriz Gómez Vázquez, María Gómez Ruiz y Margarita Espinoza Hernández son una oportunidad para esto.