Las maestras de la construcción y deconstrucción del lienzo son las diseñadoras tapatías Julia y Renata Franco, quienes en la reciente edición de Volvo Fashion Week México ofrecieron un espejo social y una interpretación profunda del vestido.

Como un acertijo que, en lugar de resolverse, se contempla, su colección Frontera trazó mapas en los cuerpos de las y los modelos. La paleta de color se desplegó en la pasarela por bloques, con una sobriedad cromática que resultó clave: reflejaba una catarsis, pero también replanteamientos. Evocaba esa energía que emana del arcano de La Justicia en el tarot.

En cuanto a siluetas, el juego con la proporción y el volumen fue constante, respetando y enalteciendo las cualidades de cada tela, como si permitieran al material hablar su propio lenguaje. Vestidos, prendas híbridas, blazers, rompevientos y blusones envolventes desfilaron con carácter y protagonismo.

El estilismo se enriqueció con la visión de Lorena Zertuche (Loló con Jiribilla) y sus ya icónicas tortillas de 14 quilates, mientras que el calzado fue diseñado por la firma oaxaqueña Baku, que trabajó con pieles de animales de consumo local, como el venado.

Esta entrega es una interpretación de las formas orgánicas que las hermanas Franco recurren de forma constante y que han definido su ADN. Parte de su estética se rehúsa a sacrificar profundidad en nombre de tendencias, y al mismo tiempo parece proponer una contranarrativa: vestir no solo como acto de estudio, sino también de gozo y sinceramiento con el mundo que habitamos.