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Culture
¡Madre! y su (muy posible) influencia en la moda
06.11.2017
Por Fernando Lucio Escalera

El impacto de cualquier producto audiovisual en la mentalidad y comportamiento humano es fascinante. Adaptamos estilos de alguien más a nuestra personalidad, ocupamos frases que nos fascinan de series que amamos, nos adueñamos de poses, ademanes o tonos de voz de nuestro personaje favorito. El cine, en esta ocasión, es pretexto perfecto para poner un ejemplo de ello.

En Nordstrom se lanzó una línea de ropa inspirada en la saga de Twilight, esto en 2009; Harry Winston y Valentino, por mencionar a algunos, tomaron inspiración en Game of Thrones en red carpets de 2015; la mítica película The Warriors, de 1979; incluso Blood In, Blood Out, del 93 —o Sangre por Sangre, mejor conocida en español—; todas han marcado estilos particulares y han sido estandarte de distintas generaciones. Lo siguen siendo.

SPOILER ALERT: La nueva película de Darren Aronofsky, Mother!, llega como un grito contra la rapiña a la madre naturaleza por parte del ser humano. El largometraje, protagonizado por el mordaz Javier Bardem y la etérea Jennifer Lawrence, pone en pantalla de manera alegórica el mito de la creación y el cómo el ser humano ha terminado por destruir su propio hogar, con base en el fanatismo, la explotación y la nula conciencia para con la Madre Tierra.

Uno de los detalles a destacar, más allá de las escenas crudas, los primeros planos angustiantes o las secuencias violentas y desconcertantes, sin duda, es la ropa de cada uno de los personajes principales.

Danny Glicker, el costume designer de esta película y quien también se encargó del vestuario de memorables producciones como Milk (con Sean Penn, trabajo que le valió la nominación al Oscar en 2008), Transamerica (con Felicity Huffman) u On the Road (con Kristen Stewart), nos presenta una Madre —Jennifer Lawrence— sobria, en tonos blancos, terrosos; natural en su ser, impasible hasta el punto de, como espectador, quererla sacudir para que reaccione de la forma en que uno reaccionaría ante los sucesos que la rodean. Cabello suelto, descalza, siempre en contacto con su entorno, con su casa, con su tierra. Vestido blanco y vaporoso; tranquilo. Una madre debe transmitir paz.

Él, en tonos oscuros, vinos, negros. Adusto pero ingenuo a la vez. Engañoso, manipulador y condescendiente. Bien y mal en un sólo ser. Luminoso y sombrío.

Lo que nos dice esta casi elegía a nuestra tierra es claro para aquél que quiera ver. La tendencia va hacia el consumo responsable y la moda ya lo está reflejando. Gucci, por ejemplo, anunció que dejarán de hacer prendas con fur, iniciativa adoptada ya también por HUGO BOSS, Stella McCartney y Armani.

Marcas nuevas, como la mexicana Ohja, crea bolsos y accesorios con eco-piel, material libre de cuero real resultado de la unión de un poliuretano de alta calidad y textil. Sus productos, diseñados y manufacturados en México, se ven y se sienten como la más alta marroquinería.

Quizás una nueva manera de consumir, a estas alturas del partido, ya no sólo sea una opción, sino una obligación tanto para marcas como para nosotros, que siempre estamos ávidos por tener lo que dicta la industria. Esta vez, al parecer, el último grito de la moda será una reconciliación con nuestro hogar, con nuestra Madre —en la visión de Aronofsky—, y la verdad, se agradece.