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Fashion
Raíces que visten con herencia e historia
05.09.2025
Por Yaveli Ríos

El 5 de septiembre, Día Internacional de la Mujer Indígena, representa una oportunidad para reconocer y celebrar los proyectos de moda e indumentaria fundados y liderados por mujeres indígenas en Latinoamérica.

Estas iniciativas no solo son manifestaciones creativas que preservan técnicas ancestrales, sino que también son actos de resistencia cultural y empoderamiento económico frente a la marginación y la apropiación histórica. Al preservarlas y reinterpretarlas para el mundo contemporáneo, estas diseñadoras y artesanas reivindican su identidad y generan desarrollo económico sostenible para sus comunidades. 

En MEOW Magazine reunimos algunos de los proyectos más destacados fundados y liderados por mujeres indígenas en América Latina. Conoce más sobre las historias, memorias y tradiciones que construyen el manifiesto de una moda comunitaria y vital para la diversidad y la preservación del patrimonio cultural.

Suilma Tuunik: Moda mixe con orgullo oaxaqueño

Originaria de San Miguel Quetzaltepec, Suilma Marimar Sánchez Martínez, conocida como Suilma Sánchez Tuunik, es una mujer artesana y diseñadora mixe que desde pequeña aprendió de su madre, abuela y tías la confección de los vestidos tradicionales de su comunidad, un conocimiento que más tarde se convertiría en su vocación y bandera.

Tras mudarse a la capital de Oaxaca, Suilma enfrentó discriminación cultural, lo que la llevó a reconectar con sus raíces y a convertir la moda en un espacio de resistencia. 

Hoy su marca fusiona arte textil ancestral con diseño contemporáneo, con especial énfasis en el trabajo en seda y pieles artesanales de comunidades amuzgas y triquis.

Su filosofía va más allá del diseño: trabaja de la mano con artesanxs de otras comunidades oaxaqueñas, reconociendo su autoría en las etiquetas de cada prenda y narrando la historia detrás de cada bordado. También elabora accesorios y bolsos, y diseñó el vestuario para la soprano oaxaqueña María Reyna, llevando su propuesta a escenarios culturales de gran alcance.

Julia Pérez: Telar tzotzil que transforma comunidades

En Zinacantán, Chiapas, la artesana Julia Catalina Pérez, de 39 años, lidera una cooperativa textil integrada por 12 mujeres tzotziles. Su proyecto ha transformado no solo la economía de sus familias, sino también la forma en que su comunidad se relaciona con el trabajo artesanal.

La clave está en el telar de cintura, técnica ancestral que desde sus manos crean prendas contemporáneas sin perder la esencia del patronaje tradicional: aquí el lienzo que sale del telar no se corta.

La cooperativa, nacida en 2010 con el apoyo de Fábrica Social, se caracteriza por los diseños geométricos y arquitectónicos que dialogan con la cosmovisión maya-tzotzil. Asimismo se ha posicionado en mercados nacionales e internacionales, y gracias a este trabajo, Julia pudo financiar la educación de sus hijos. Su hijo mayor se graduó como ingeniero mecánico y su hija estudia ingeniería industrial en Tuxtla Gutiérrez, demostrando que estas iniciativas son también innovación empresarial y autonomía comunitaria.

Silveria Textil: Herencia mixe en cada hilo

En la comunidad mixe de San Juan Guichicovi, nació este proyecto fundado por Areyana Pérez, hija de una artesana que dedicó más de 30 años a los textiles. El taller inició en 2010 como Miich Yajxoon (“Eres bonita”), pero en 2023 cambió su nombre a Silveria Textil, en honor a su madre. “Estoy profundamente agradecida con ella por enseñarme este arte y mostrarme que, detrás de cada huipil, hay una historia de esfuerzo, dedicación y amor.” 

Con máquinas antiguas de pedal, las artesanas de Silveria Textil elaboran huipiles que requieren conocimientos matemáticos para dar vida a las figuras geométricas cargadas de simbolismo. Cada prenda es la memoria viva de generaciones de mujeres mixes que transmiten su saber de madres a hijas.

El proyecto ha crecido hasta integrarse en colectivos como La Hilatura en Oaxaca; participar en pasarelas artesanales y colaborar con figuras como Charlie Cancino, quien lució sus prendas en la Fórmula 1 y la NBA de México. Hoy trabajan en la creación de un taller-museo comunitario en El Chocolate Guichicovi, donde mostrarán las técnicas y resguardarán huipiles antiguos. Un proyecto que demuestra que la moda también puede ser un museo vivo.

Este proyecto no es solo mío: es el reflejo del trabajo de muchas mujeres artesanas que, con sabiduría, paciencia y creatividad, plasman su visión del mundo en cada huipil. Cada pieza cuenta una historia, y cada historia honra a nuestras raíces.

Areyana Pérez

Juxta (Los Altos, Chiapas)

Ocho comunidades de Los Altos de Chiapas conviven en este proyecto co creativo impulsado por la organización sin fines de lucro, Impacto. El nombre Juxta nace de este entrelazamiento de saberes ancestrales, pero también de ideas y propuestas creativas de las mismas mujeres que la conforman. Bajo un modelo horizontal, este proyecto tiene la misión de capacitar en la autonomía e independencia de las artistas tzotziles y tseltales que con su conocimiento auténtico crean piezas atemporales y pensadas para la contemporaneidad. 

Juxta se ha presentado en diferentes plataformas de diseño, moda y arte en Vancouver, Nueva York, Londres, Chile y México. Es un proyecto en contante evolución que crece directamente a la par de las más de 100 mujeres de Aguacatenango, Huixtán, Aldama, Tenejapa, San Andrés Larraínzar, Santiago El Pinar, Chenalhó y San Juan Cancuc. 

DOS TIERRAS (Yucatán y Chiapas)

Liderado por Tania Gómez y Reyna Jiménez, originarias de Chenalhó y Tenejapa, Chiapas respectivamente, Dos Tierras es un proyecto que impulsa la co-creación con más de 300 mujeres artesanas mayas de Yucatán y Chiapas. La diversidad de sus técnicas y saberes destaca en una variedad de líneas que van desde blancos para el hogar y utilería hasta huipiles, vestidos y accesorios.

Su presencia es internacional al colaborar con plataformas de moda y ferias de diseño en París, Nueva York, Vancouver y México. Su propuesta engloba un lema importante y necesario para las marcas o proyectos de este enfoque: una colaboración horizontal, comunitaria y de impecable calidad en todos sus procesos. Los esfuerzos son de todas y todos.