Hace unos días concluyó la semana de la moda en la Ciudad de México, cinco días donde algunos de los más grandes diseñadores mexicanos toman las pasarelas y nos muestran sus propuestas y colecciones para Primavera-Verano 2020. Hace un mes les hicimos una galería de fotos donde les mostramos un poco del casting de modelos y destacamos cómo pudimos presenciar un poco más de diversidad, saliendo de los paradigmas y del cánon estético que se ha mantenido durante largos años en la industria de la moda y el mundo. Pero nos queda preguntarnos, ¿qué tanta de esta inclusividad que hubo en el casting llegó realmente a los desfiles?
¿Qué pasa en México?
Para empezar, la industria de la moda en México ha batallado con la representación del mexicano promedio, en su mayoría personas de piel morena, plus size y que no miden 1.85m. En el país, la industria nacional se ha dedicado a importar modelos extranjeros que cumplan con características establecidas por los cánones estéticos occidentales y aunque no dudamos que haya gente que se sienta representada por esas modelos, ¿cuánta de la población mexicana ha abierto una revista de moda convencional y se ha visto reflejada en ella? No podemos seguir fingiendo que no existe un problema con la diversidad e inclusión. ¿En qué momento vamos a dejar de seguir dictaminando nuestra industria por una estética que la mayor parte del tiempo no representa nuestra cultura y diversidad?
En los últimos años alrededor de todo el mundo se ha buscado crear un diálogo inclusivo, más modelos plus size, más modelos trans, más modelos que ayuden a desafiar las reglas y en un proceso muy lento, se han ido logrando pequeñas victorias que se sienten gigantes. Y en Mercedes-Benz Fashion Week México, este año pudimos presenciar un poco de esto.
Slot x MOMOROOM
En el tercer día de la semana de la moda, Slot x MOMOROOM, una propuesta colectiva creada por Monse Castera, presentó a las marcas Brandsen, Omaruiz y Malena Foyo. El desfile comenzó con un Fashion Film titulado La Nueva Opulencia / Drama de Telenovela protagonizado por Patricia Reyes Spíndola, quien, sutilmente, crítica algunas de las prácticas que se viven en la industria.
Brandsen abrió el desfile con su primera colección, su mayor inspiración fue el barrio de la Boca en Argentina y los edificios y casas pintadas con colores primarios, que pudimos ver en los outfits completos.
Omaruiz volvió a la industria con una colección que nos dejó sin palabras: estampados de ilustraciones, siluetas disruptivas y los sombreros que caracterizaron su presentación, todo en tonos terrenales.
Por último, Malena Foyo presentó una serie de prendas que resaltan el cuerpo y nos transportan al Londres de los 90 que vivió la psicodelia y libertad.
Lo que tuvieron en común estas tres presentaciones fueron sus modelos. In The Park Managment, una agencia de modelaje que lleva casi dos años existiendo, fue el encargado de seleccionar a los modelos perfectos para complementar la presentación. Entre miradas curiosas y una que otra crítica, las tres marcas presentaron sus colecciones de la mano de modelos con piel morena, estilos únicos y “alternativos” que nos permiten sentirnos representados.
¿Diversidad, inclusividad o marketing?
Siempre nos queda latente la pregunta de qué tanto de lo que está sucediendo en la industria pasa porque por fin nos dimos cuenta que no tenemos porqué seguir escondiendo la diversidad que caracteriza a nuestro país, y qué tanto sucede porque es lo que las masas piden y no porque realmente las grandes marcas le estén dando el valor que merecen estos modelos y estéticas. Aunque en estos tiempos se ha vuelto más difícil no ser inclusivo, como consumidores y espectadores buscamos que lo que se produce sea porque las empresas, los diseñadores y las marcas realmente creen en ello; no buscamos una portada con alguien moreno mientras tras bambalinas predomina un estereotipo privilegiado, queremos ver que les den el lugar que merecen a la gente morena, de tallas grandes y trans, sobre todo y especialmente en un país que ha batallado con la normalización del racismo, homofobia y machismo.
Este desfile es un pequeño granito de arena que sacude una industria que necesita transformarse. Estos diseñadores y las agencias de modelaje son parte fundamental de esta nueva etapa que necesitamos vivir. Finalmente, todos somos parte de la industria y todos tenemos una responsabilidad muy grande; si queremos cambios, nos toca sacudir al sistema.