Hace no mucho alguien me preguntaba cómo reconocer si una amistad se ha consolidado. Para mí, una prueba de afecto real ocurre cuando la otra persona te abre las puertas de su hogar y te invita a conocer y a compartir con su familia, ya sea una celebración, un evento cotidiano o – como en el caso de Banzo – la presentación de su más reciente colección: Lo que me contiene.
En una constante exploración entre prenda, cuerpo y memoria, resultó tan natural como extraordinaria la invitación de Camila Banzo a la casa que ha sido parte de su historia familiar, escenario perfecto para una íntima pasarela.
¿Qué me contiene? Un cuerpo que cambia. Un caracol que gira hacia el interior. Una prenda hilvanada con memoria. Una casa, que protege, recuerda y olvida. Un vínculo que abraza — y a veces limita.
Banzo
Recovecos y lienzos
A través de los salones que albergan las memorias familiares de la diseñadora, caminaron la falda midi con peplum – ya convertida en una favorita de la marca-, camisas deconstruidas y una sastrería tan exquisita como fresca.
Una sensación de nostalgia impregna las piezas de Banzo, fruto de la reinterpretación de prendas existentes, uno de los pilares de la firma, dando lugar a una colección versátil y atemporal.
Fashion is served
Los detalles románticos en las texturas de Banzo destacaron entre el clean look de lxs modelos. Las mangas de camisa, más que un accesorio perfecto, se manifestaron como un recordatorio de que la moda es para divertirse con ella.
Y las deliciosas telas, sirvieron de base para construir esa segunda piel, esa caracola que nos acompaña, nos representa, nos abraza y, finalmente, nos contiene.