Las brujas han fascinado y asustado, me atrevo a afirmar, a todas y cada una de las personas sobre esta tierra. Desde hace siglos, en antiguas civilizaciones como Babilonia y Asiria, pasando por la Europa medieval, así como tribus africanas actuales, estas mujeres han permeado la historia real, la ficción, la literatura y el cine con su misticismo y estética.
¿Qué es una bruja?
Los hermanos Allan Zola y Elizabeth Kronzek definen a la bruja como una mujer de, “quien se cree que tiene poderes sobrenaturales. Mientras que la naturaleza exacta de dichos poderes varía de una sociedad a otra, es una creencia común que la brujas tienen la capacidad de causar daño o de curar”. Si bien en un principio estas féminas eran consideradas sabias, benevolentes y sanadoras, el cristianismo se encargó de relacionarlas con lo oscuro y maligno durante la cruenta cacería de brujas de los siglos XVI y XVII, pues en la Europa occidental había sobrevivido a pesar de la evangelización, el culto celta matriarcal a la Gran Madre, conocida como Diana (la griega Artemisa), diosa que tenía como pilares la agricultura, la caza y las artes domésticas, pero que además, era venerada con orgías sexuales. “Las condenadas por su veneración persistieron desde la Baja Edad Media hasta el siglo XVI. Los primero relatos hablan de ritos sexuales, describen las estatuas de la diosa que se habían conservado y registran la existencia de una fuerte resistencia popular ante el cristianismo”. Por estas razones, fueron consideradas “enemigas” de la Iglesia cristiana, en un tiempo donde la razón no tenía cabida. Señaladas como adoradoras del diablo, eran culpadas por cualquier cosa, “desde una mala cosecha a la muerte repentina de un niño, pasando por la propagación de una enfermedad entre el ganado”.
El estereotipo de las brujas
Numerosos escritos son los culpables de crear la imagen de estas mujeres; de igual forma, dictaron las supuestas prácticas que realizaban. Irónicamente, los primeros en ser acusados de atroces actos fueron cristianos, señalados por los imperios griegos y romanos, en el siglo II, “de celebrar reuniones donde se degollaban niños, se mantenía todo tipo de relaciones sexuales y se adoraba a una extraña divinidad zoomorfa”. Más adelante, cuando la cacería, los encargados de juzgar eran todos cristianos, teólogos e inquisidores, quienes esparcieron el rumor de la brujería y el señalamiento hacia estas “herejes”. “La difusión de estos escritos, gracias a la imprenta, favoreció la creencia de que las brujas, además de practicar magia nociva, participaban en todo tipo de actividades diabólicas. Ante todo, se creía que pactaban explícitamente con el diablo, compromiso que les otorgaba no sólo el poder de realizar maleficios, sino que las iniciaba en el servicio al demonio”.
El más infame de estos textos es el Malleus Maleficarum, o Martillo de brujas, escrito en 1487 por dos inquisidores alemanes, miembros de la orden dominica: Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, que revela una misoginia recalcitrante y hace énfasis en el hecho de que la mujer es más capaz que ningún otro ser para cometer crímenes. Afirmaban los autores que las brujas más poderosas eran aquellas que cometían actos sexuales con el demonio. Este texto fusionó imaginería de otras tantas culturas para darle forma definitiva a lo que se conocería ya propiamente como una bruja. Dió “bases y fundamentos” teológicos para cazarlas y además, declaraba decididamente que quien se negara a aceptar la brujería como una realidad sería considerado hereje. Fue así como poco a poco la estética de las brujas fue tomando forma.
La influencia de las brujas en la cultura
Desde la literatura, con los hermanos Grimm y Hansel y Gretel o Blancanieves, series recientes como Chilling Adventures of Sabrina o American Horror Story: Coven, prestigiosos diseñadores de moda de la talla de Alexander McQueen (In memory of Elizabeth Howe, Salem, 1692. Otoño/Invierno 2007-2008) o Coach 1941 (Otoño/Invierno 2018), por mencionar sólo dos, pasando por iconos de la música como Stevie Nicks y Janis Joplin ‘La Bruja Cósmica’, hasta el séptimo arte con Suspiria (Dario Argento, 1977) o The craft (Andrew Fleming, 1996), las brujas y su espíritu siempre de lucha, empoderamiento y femineidad son ya parte de nuestro imaginario colectivo innegable.
Al respecto del cine, y para cerrar esta vista general sobre las brujas, un conteo de películas con brujas que llevaron al extremo del glamour y maldad sus poderes. Mujeres cuyos personajes se quedarán para siempre en nuestra mente.
The craft (Andrew Fleming, 1996)
Mean Girls (2004) oscura, y vaya que estas brujas son mucho más pesadas. Fairuza Balk en el papel de Nancy es estupenda, tanto que su look sigue y seguirá siendo imitado por personas como yo, por ejemplo. Se rumorea mucho una segunda parte.
Hocus Pocus (Kenny Ortega, 1993)
Las hermanas Sanderson, ahorcadas en el siglo XVII, regresan de la muerte para tratar de alcanzar la vida eterna robando el alma de los niños que puedan. Sarah Jessica Parker dice no recordar mucho de ella, pero todos la amamos, igual que a Bette Midler.
The witches (Nicolas Roeg, 1990)
Gran trauma esta película por sus efectos de maquillaje. La primera bruja más imponente de la que tengo memoria es Angelica Huston como Miss Ernst. Brujas en todo su esplendor. La historia de la niña atrapada en el cuadro aún me estremece.
Blair Witch Project (Daniel Myrick, Eduardo Sanchez, 1999)
“El proyecto de la bruja de Blair no trata sobre brujas horripilantes y terribles asesinos, sino acerca del miedo primitivo que uno siente al perderse en un bosque, solo, hambriento y aterido.” Una película que revolucionó la manera de hacer cine de terror.
Suspiria (Dario Argento, 1977) (Luca Guadagnino, 2018)
Ambos trabajos cinematográficos para mí son brillantes. Tomando sólo la premisa de una nueva estudiante en una prestigiosa academia de danza, lo demás es cuento aparte. Lo luminoso y estético de Argento y lo lúgubre y retorcido de Guadagnino hacen dos películas independientes entre sí, perturbadoras ambas y con clímax que hacen volar la cabeza. Retorcidas y oscuras, justo lo que deben tener las películas sobre brujas.
Veneno para las Hadas (Carlos Enrique Taboada, 1986)
Una joya del cine de horror mexicano. Dos pequeñas, una muy imaginativa y repleta de historias macabras; la otra, inocente y manipulable. Jamás vemos el rostro de ningún adulto. Siempre estamos en el mundo de las niñas, lleno de brujas y hechizos.
Rosemary’s Baby (Roman Polanski, 1968)
“No es recomendable para los más jóvenes, y las embarazadas deberían verla bajo su responsabilidad.”, advertía el Motion Picture Herald a días de su estreno. Un filme repleto de ocultismo que, dicen, le costó la vida a Sharon Tate. “All Of Them Witches”.
The VVitch: A New-England Folktale (Robert Eggers, 2015)
La mejor película sobre brujería, empoderamiento femenino y rebelión. Enmarcada, cómo no, en el subgénero art house horror, el largometraje es una invitación abierta para abrazar el poder sobrenatural, digno de Diana. Black Phillip es avasallador.
Fuentes:
DUNCAN, Paul y Jürgen Müller (Eds.): Cine de terror. Las mejores películas de miedo de todos los tiempos. Taschen, China, 2018.
EVANS, Arthur: Brujería y contracultura gay. Pensaré Cartonéras, CDMX, 2017.
KRONZEK, Allan Zola y Elizabeth Kronzek: El diccionario del mago. Edición ampliada. Ediciones B, Barcelona, 2005.
REY Bueno, Mar: Los libros malditos. Textos magicos, prohibidos, secretos, condenados y perseguidos. EDAF, Madrid, 2006.
Web:
FRASER, Emma. Agosto, 2018. How witches continue to influence the runway. SyFyWire: https://www.syfy.com/syfywire/how-witches-continue-to-influence-the-runway