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Fashion
Enrique Leyva, una inspiración necesaria en la fotografía de moda
10.03.2025
Por Olivia Meza de la Orta
fotografía Denisse Hurrle
estilismo Abraham Martínez

Una puesta de sol en las montañas y el Templo de Santo Domingo, fueron testigos de mi encuentro inspirador con Enrique Leyva.

Durante mi visita a la ciudad de Oaxaca de Juárez, el fotógrafo mexicano venía apresurado después de un fitting, me comentó, y mientras yo tomaba café y el aprovechaba para comer, platicamos sobre sus inicios, su visión como artista y también profundizamos sobre sus discursos que hoy en día, semejan la explosión que roza con el exotismo y el extractivismo pero también con la representación que se necesita en el panorama de la Moda mexicana y latinoamericana.

Enrique Leyva por Denisse Hurrle para MEOW Magazine 2025

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Enrique no estudió Moda específicamente, fue a través del diseño industrial y los caminos naturales de la vida que lo fueron formando y llevando a descubrir su vocación.

En primer lugar cuando decidí estudiar Diseño Industrial era porque me ofrecía materias y cosas que me interesaban, cabe de mencionar que siempre he estado muy relacionado con mi cultura y mis raíces, entonces en la carrera enseñaban a hacer diseño a través de la artesanía y bueno yo venía con todo este furor oaxaqueño. Me visualicé realizando lámparas de barro y demás cosas, pero de igual manera, el área de la fotografía me gustaba mucho, y a lo largo de la carrera pude desarrollarla. Y cuando presentábamos nuestros proyectos, nos juntaban también con alumnas de Diseño Textil, incluso ellas realizaban piezas más seguido que nosotros, entonces me pedían ayuda con las fotografías. Yo en ese momento estaba muy ajeno a la moda, no tenía conocimiento de marcas, plataformas o revistas solamente sabía sobre Vogue porque desde niño fue algo que veía en el puesto de periódicos pero no tenía un acercamiento de qué iba y menos sabía que existía una Vogue México.

En ese momento de la carrera tuve mi primer acercamiento con la ropa pero me volví un poco escéptico porque lo veía muy superficial; yo estaba estudiando fotografía documental y realizaba fotografía de ensayo, por lo tanto no encontraba una conexión conmigo. Pero por azares del destino empiezo a tener un empuje en esto porque las alumnas de Diseño me empiezan a pagar para realizar fotos de sus colecciones, yo aceptaba el trabajo para ganar dinero, y en ese entonces yo hacía 80 fotos cosa que ya no hago ahorita. Entonces lo vi como un medio de trabajo pero no era algo que me llenara o que yo deseara sobre todo como fotógrafo.

El escepticismo de Enrique, de alguna manera, lo orillaron a continuar con esa búsqueda de lo que realmente lo llenaba. La fotografía de moda, que en ese entonces hablamos de mediados de los 2000, era una adoración hacia lo blanco, escandinavo, el vainillismo. Realmente no existía en México una mirada fotográfica que captara lo que es ser mexicanx. En este sentido, otro fotógrafo que admiro mucho, Dorian Ulises López, comenzó a hacer mucho ruido en la Ciudad de México al develar y cuestionar la belleza mexicana –o esa identidad mexicana– que en la industria de la moda prácticamente no existía. Leyva me cuenta que fue a través de un concurso que tuvo su primer enfrentamiento con estos discursos blancos y hegemónicos.

En el año 2017 o 2018, durante mi universidad, lanzaron el concurso Fashion Week México con Nikon. Buscaban a 10 fotógrafos de moda emergentes pero para esto yo no me postulé, lo hizo secretamente mi profesor, y quedé seleccionado. Fue el primero y más claro acercamiento: no es que me hayan tratado mal pero sí pude observar ciertas preferencias al final del día ya que eran fotógrafos de la CDMX y todos blancos, y pues yo sentía como me hacían a un lado. Había más interés en saber sobre ellos porque contaban con un portafolio más amplio y claramente porque vivían en la CDMX y pues yo solamente tenía los trabajos que realizaba con las alumnas de Diseño; aún no formaba un equipo solamente tenía el apoyo de las chicas de la carrera, personas que apenas estaban aprendiendo a maquillar… realmente era emergente, dado que los demás fotógrafos ya contaban con stylists, maquillistas, ya sabían lo que era todo eso, en cambio yo fui descubriendo estas cosas en el camino. 

El segundo enfrentamiento que tuve fue notar el uso de las modelos extranjeras, blancas, delgadas, altas siendo así la estética en la fotografía. A mi me causaba confusión porque había mucho esta tendencia de lo purista y minimalista; habían fotos soft, blancas, estilismo muy minimalista … entonces yo viniendo de un lugar en donde hay luz, color, textura, mujeres con mucho color, con cabellos trenzados y largos, pues no me sentía identificado para nada con la gente que se estaba fotografiando, fue ahí donde decidí hacerlo con mi autenticidad. Después de este concurso regresé a Oaxaca a buscar chicas que quisieran ser modelos pero por sus características que eran diferentes a lo que normalmente se veía en las agencias, pues muchas no lo lograban o no eran tomadas en cuenta. Así empecé con mi discurso al entrar al mundo de la moda, si lo iba a hacer lo haría con autenticidad y mostrando lo que tengo a mi alcance y en el contexto donde nací.

Y aqui es donde ocurre la magia de sumergirnos al imaginario de Enrique Leyva… ¿cómo fue este encuentro de tu voz como artista?

Este proceso fue como regresar a las fotografías familiares de mi abuela; estos recuerdos de lo que mi abuela materna significó para mí en este proceso de crecimiento. La recordaba haciéndose trenzas para ir a un evento, para ir al mercado o la central de abastos, pasar a lugares donde vendían flores, artesanías y siempre recordando su imagen. Teniendo esto decidí que al hacer fotografía utilizaría los espacios, detalles con todo esto que tengo, uniendo mi contexto cultural, mis raíces y también mi conexión familiar. 

Siempre he dicho que mi trabajo está inspirado en mis abuelas; cada trabajo que hago es un tributo a ellas y enaltecer a la mujer oaxaqueña.  Así empiezo a tener este estilo conductor desde usar moda mexicana, el uso de la trenza, el uso de materias orgánicas, usando colores de la tierra, sus texturas… con este discurso logré obtener más atención porque los fotógrafos que estaban sonando en ese entonces no hacían esta parte, lanzaban comentarios como “este chico lo que está haciendo con esta modelo morena, con estos colores, con esta textura y con esta luz sobre todo”en Oaxaca la luz es súper dura, diferente, no hay una parte soft asimismo mostrarla en mi foto es porque esto es lo que soy, esto es donde nací, esto es donde crecí y esto ha sido lo más bonito de mi trabajo. Es sobre todo, una expresión personal de mi crecimiento y desarrollo conforme a las mujeres de mi familia. 

Cuando empecé a trabajar con modelos hombres todo se volvió una expresión de lo que yo recuerdo de mi papá y como era él de joven. Hasta en la parte comercial, cuando me encargaban campañas de alcohol recuerdo y observo las fotos de mi papá con sus amigos, en el campo, jugando fútbol en el campo de tierra, tomando cerveza con ellos… todos esos momentos los aterrizo en historias para una campaña comercial o editorial de moda pero siempre basado en historia familiar o en esas conexiones culturales.

Enrique Leyva por Denisse Hurrle para MEOW Magazine 2025

Percibo que hoy en día hay un boom en esta diversidad racial en la fotografía de moda, como una búsqueda también de lo que nos representa o cómo nos gustaría que se nos represente en otras esferas… Igualmente creo que la descentralización de que en CDMX ocurren todas las cosas interesantes, ha sido un parteaguas para este movilizador estético y cultural. ¿Tu qué piensas sobre ello? ¿Crees que tu trabajo también haya abierto camino para otros fotógrafxs oaxaqueños o de diferentes estados de la república que sigan esta línea?

Sí, es muy importante lo que mencionas sobre el boom. Siempre es un tema del que me gusta hablar, es como mi estandarte y admiración total porque hay un antes y un después de Yalitza Aparicio. Es la parte que más me conmueve debido a que llevaba un año y medio o dos trabajando con diferentes marcas pero el hecho de que Yalitza apareciera en esa portada para Vogue México hizo un cambio radical en el chip de todos. Unos de una forma genuina conectaron, y otros forzados por cumplir una cuota, pero sí fue el impulso para que la gente empezara a darse cuenta que habían fallas en el sistema y en la moda en el tema de la inclusión y es ahí donde me doy cuenta que es el momento de la piel morena, el momento de la gente del sur de México, momento de la gente con rasgos indígenas, que no habían sido tomando en cuenta desde el fotógrafo, la celebridad, el maquillista, la modelo, ni de los artesanos pero ahora ya podemos ver hasta historias de ellos en Vogue o en otros proyectos editoriales y comerciales también.

Para mí Yalitza, aparte de que abrió caminos para actores, actrices e incluso modelos, también abrió un tema de conversación a nivel sistema más allá de la moda o de los medios de comunicación, era como estamos haciendo algo muy cabrón en México, donde ser clasistas y racistas es una gran parte de lo que representa a la población en el país.  Aunque yo ya venía trabajando con la inclusión en mi fotografía es cuando sale Yalitza a la par con Karen Espinosa Vega –menciono esto porque es bonito reconocer a la gente con la que te creaste–. Karen es la modelo oaxaqueña que sale después en las páginas de Vogue, es todo una leyenda urbana porque creían que era una portada pero en realidad era parte de las páginas de la revista… la cuestión era que de nuevo aparecía una modelo representando a las mujeres morenas con rasgos indígenas en una revista en donde jamás existían.

Gracias a esto, cuando conocen a Karen se dan cuenta que ya había trabajado anteriormente con Pompi García y Enrique Leyva, entonces empiezan a decir que hay gente creativa en Oaxaca que empieza a crear proyectos a partir de sus raíces, de la memoria colectiva y desde una lucha que es el ser vistos debido a que teníamos que descentralizar la moda porque también nosotros podemos hacerla y no en el sentido en el que siempre se había presentado porque no trabajábamos con marcas de lujo globales, era trabajar con diseñadores locales, artesanos, huaracheros, mujeres artesanas: eso era lo padre, que nos mostramos al mundo el cómo éramos. No vestíamos a Karen de Gucci sino le poníamos un vestido de Pompi que se tardó cuatro semanas en construirlo con manta orgánica creada de una manera sustentable.

Y hablando sobre la moda de lujo, comparto con Enrique esta reflexión sobre qué es el lujo y cuáles son nuestras redefiniciones de él. El proceso artesanal, intrínseco de los pueblos originarios de México, técnicamente es arte, un verdadero lujo, sin embargo, el concepto de lujo es por su raíz excluyente, entonces ¿será que podemos crear o representar un lujo accesible o en todo caso, democrático?

Así como se tardan en hacer un vestido en Italia, aquí también se tardan los artesanos en crear una pieza que tiene el mismo valor y que es importante reconocerlo y no porque aparezca en una revista de moda sino porque como seres humanos debemos reconocer esa labor. Creo que la parte más bonita de esto fue habernos encontrado Karen, Pompi y yo y lograr esta sinergia en la que la gente se ha dado cuenta que ya no éramos los únicos, sino que ahora somos inspiración para nuevos fotógrafos. Karen es inspiración como para chicos y chicas de Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Campeche, que podían identificarse con ella. Los fotógrafos del sur que también pueden decir ya hay un fotógrafo moreno con el cual puedan identificarse o tomar inspiración, y creo que esa parte es donde te das cuenta que aparte de abrir caminos, ahora eres una fuente de inspiración para mucha gente que no tiene los medios, como no los teníamos nosotros de cierta manera para poder vivir en CDMX y relacionarnos con gente que estaba en ese momento en la industria de la moda. 

Es un círculo cerrado y que para entrar yo debía de cumplir con ciertas cosas y ahora dejan que entre porque ‘es el fotógrafo que trabaja con Vogue’, que también ha sido súper complejo de quitarme ese peso. Estoy muy agradecido que he tenido un respaldo por parte de la directora a la que admiro demasiado, puedo decirle gracias porque volteaste a ver mi trabajo y me dio esta oportunidad, pero también no me tiene que definir el hecho de que sea fotógrafo para Vogue, sino que me defina el hecho de lo que es mi foto, de la genuinidad de dónde viene y desde dónde está construida. Creo que a la par esto ayuda para que la gente sepa que no importa que estemos en el sur o que seas moreno, si tienes esas ganas y creatividad para poder salir y lograrlo independientemente de llegar a Vogue, Elle u otro medio, es simplemente hablar y demostrar a partir de la moda tú esencia.

Enrique Leyva por Denisse Hurrle para MEOW Magazine 2025

El valor de los medios de comunicación especializados en Moda es un tema clave en nuestra conversación, por lo tanto le pregunté si creía que los medios en México y el mundo son actores de cambios sociales. 

Lo que pasó con Yalitza me hizo comprobarlo: la moda puede mover masas. Lo que sucede en Vogue pareciera que es la cúspide dado que nos lo mencionan como lo inalcanzable, entonces cuando lo alcanzamos se convierte en un determinante, y el hecho de que Yalitza hubiera estado en esa portada fielmente creo que fue con sinceridad. Desde ahí se tuvo que volver a reconstruir toda la idea de lo que eran las revistas porque todas las demás se vieron forzadas a tener que ser inclusivas, no todas eran genuinas y durante mucho tiempo Yalitza era el único referente moreno que teníamos, pero había más talento que podía salir ahí. 

Ha habido mucha evolución pero todavía nos faltan muchas cosas porque algo que yo creo es que muchas de estas historias siguen siendo manejadas a partir de pensamientos que se alinean a lo que más consume el blanco capitalista,  a ver qué pasa si en una revista empiezan a tener un equipo que sea un poco más sensible para poder representar estas historias. ¿Que pasaría si le hacemos foto a la siguiente actriz, cineasta oaxaqueña pero con un equipo creativo de allí porque ellos van a saber como hablar el mismo idioma y representar sus vivencias a través de su contexto? Esto es importante porque los equipos de trabajo deben ser genuinos, no es lo mismo  contratar un fotógrafo/a blanco/a para representar esta mirada –aunque lo hagan más por “moda”– que con un fotógrafo que sí nació en Oaxaca, o en ese lugar. Mi día a día se ha desarrollado en tener un acercamiento en las comunidades, no solo para consumir sino para vivirlas. Cuando me inmerso en las comunidades y al estar con las personas de ahí entiendo el porqué de su trenza, qué he visto anteriormente en otro trabajo que es así, y no lo hago para copiar una estética sino más que nada comprendo el porqué. Porqué esta mujer se trenza de lado o porque las amarra así, entonces se deja a un lado la parte estética y entiendes el lenguaje. 

A causa de esto he percibido que vienen extranjeros a Oaxaca para hacer editoriales para marcas internacionales o con marcas de lujo, buscan a las modelos morenas, no oaxaqueñas, a veces de otro lado y simplemente copian la misma estética que yo he venido utilizando. No me enoja en el sentido que puede ser una copia, sino al menos deben tener el interés de porqué las fotos se realizan en un campo de palma, con un resplandor, lo que significan cada una de esas cosas, más que nada la simbología, porqué un vestido de manta y porqué no uno de yute, porqué descalza o por qué con huaraches. Cuando no tienen esa conexión es ahí donde confrontas los discursos y dices –yo todo esto lo he creado a partir de una experiencia personal, de ver a mis abuelas, a mis primas, de caminar, de ir a la fiesta del pueblo de la comadre de mi mamá, de ver porqué la comadre de mi abuela que vende palma en el mercado algunas veces se viste así o usa este color–. Lo único preocupante ahora con la idea de que está de moda, es que se cuelgan con esta bandera de ser inclusivos, amantes de las raíces, cuando nunca antes hubo ese interés hasta ahora que la fórmula está funcionando. Creo que esa parte, aunque no parezca, para mí es una forma de extractivismo pero también es apropiarse de un lenguaje.

Escucho con atención y comparto todo lo que menciona Enrique. Los casos de apropiación cultural indebida a veces se difuminan como ‘inspiración’ o como bien dice él, con la bandera de ser un proyecto inclusivo y respetuoso de las raíces. Sobre esta falta de conexión como creativos y creadores de imágenes y universos visuales, ¿cómo esta ola nacionalista se vería?

Por ejemplo ahorita es ‘moda indígena, orgánica, cultural’, es así como la llaman ahora porque nada de esto se veía hace 10 años, por un lado está padre saberlo porque yo entré justo para hacer esto. Nosotros no tenemos nada en contra de que vengan extranjeros o marcas nacionales de otros estados, sino cómo es su manera de relacionarse, de acercarse con la gente y sus equipos de trabajo. La manera de hacer puentes, cómo le explicas al artesano quien también se enorgullece de su trabajo, que harás uso de su trabajo para algún proyecto. Un buen ejemplo es una amiga que reside en la CDMX pero tiene otra nacionalidad, yo pensaba que era oaxaqueña por cómo interactuaba con mis amigos y me di cuenta que les apoyaba llevándose sus piezas a galerías y eso está genial porque eso es comunidad. 

No estoy cerrado, si te gusta mi estética hazlo a tu manera pero preguntando sobre temas como el porqué las mujeres usan la trenza de un lado o porque cuando ya están casadas usan este otro tipo de ropa, solamente es hacer que la gente sea más consciente. Hasta donde yo he llegado y con la capacidad de trabajo que tengo, ahora yo me siento como un hombre privilegiado y al serlo voy a seguir creando historias concientizando. Seguiré haciendo mi servicio a la comunidad, mantener los pies en la tierra, en Oaxaca, voy a seguir haciendo todo lo que pueda gratis, quiero apoyar a mis amigos que están empezando a ser diseñadores a mostrar sus cosas, hacerles fotos, promocionarlos.

Enrique Leyva por Denisse Hurrle | Bar Paricuta, MEOW Magazine 2025

MEOW QUIZ

MM: Tu side job es:

Enrique Leyva: Una agencia de modelos, se llama Talento Espina.

MM: Comida favorita:

Enrique Leyva: El mole negro

MM Tu musa o inspiración del momento:
Enrique Leyva: Mi musa ha sido mi abuela, pero en este momento tengo 2 son y seguirán siendo Karen y Zentya.

MM: ¿Con quién sueñas colaborar?

Enrique Leyva: En el aspecto creativo, me gusta mucho Jacquemus porque va con esta parte orgánica que yo también tengo como la naturaleza o las cosas simples de la vida. Quiero fotografíar algún día a Rihanna y de revista me gustaría hacer portada para Vogue Italia o Vogue Scandinavia.

MM: La moda para ti es:

Enrique Leyva: Un acto político

MM: ¿Qué consejo para los creadores de imagen de moda le darías?

Enrique Leyva: Cien por ciento encuentren su propia voz, que se inspiren, pero que no copien y que tengan mucha paciencia. Siempre se llega pero tarda.

MM: ¿Digital o análoga?

Enrique Leyva: Los dos


MM: ¿A color o escala de grises?

Enrique Leyva: A color.

MM: ¿Verano o invierno?

Enrique Leyva: Invierno

MM: Diseñador favorito o proyecto de moda favorito:

Enrique Leyva: La marca Pálida, del diario uso esa marca, es un chico que vende su ropa en la lagunilla de super buena calidad y Tanamachi también me gusta mucho.

MM: ¿Qué signo zodiacal eres?

Enrique Leyva: Tauro

Créditos
Fotografías por Denisse Hurrle
Direccion de arte Edna Pedraza
Estilismo Abraham Martínez
Locación Bar Paricuta
Producción Olivia Meza
Asistente de producción Ximena Carmona
Enrique Leyva lleva prendas y accesorios de Pálida
Agradecimientos a Lado V