keyboard_arrow_left
close
keyboard_arrow_right
Fashion
Jardín de Hallazgos, el vintage reinventado
24.04.2018
Por Fernando Lucio Escalera

Hace unos meses —en el número 9 sobre Querétaro, colonia Roma—, me topé con una acogedora y vibrante boutique repleta de piezas vintage. Fue como entrar por primera vez a uno de los tantos armarios en casa de mis abuelos o en casa de cualquiera de mis tías. Abrigos, gabardinas, chamarras de cuero, cinturones, cajas y cajas de zapatos, trajes, guantes, fistoles. En cada mirada descubría algo único y maravilloso.

En palabras de Laura Pirez —egresada de La Esmeralda y fundadora del proyecto junto con María Luisa, su madre—, Jardín de Hallazgos “fue creado como una especie de fantasía, por eso las ramas en el techo del vestidor, las telas colgando… Es estar en un mundo propio, pues es un juego después de todo”, y cumple en su totalidad con la premisa que nos ofrece su nombre. Platiqué con ella de su tienda, que nos presenta el vintage con mucha conciencia, fantasía y amor por la ropa bien hecha que sí estaba pensada para durar más allá de una sola vida, de una sola historia.

MEOW: ¿Cómo surge la idea de crear Jardín de Hallazgos?

LAURA PIRES: Todo comenzó queriendo crear mi propia marca de moda sostenible reutilizando textiles —resulta que los estampados más bello siempre los he encontrado en la ropa vintage—, además de que no quería contribuir al consumismo, porque realmente el mundo ya no necesita más ropa. Ese proyecto, Llamarada, comenzó junto con mi mamá. Soy artista plástica y diseñadora, y ella confecciona desde la secundaria y sabe hacer patrones, así que me explicaba y aterrizaba mis ideas.

Comenzamos a hacernos de este acervo de telas bonitas para trabajarlas, hasta que nos dimos cuenta de las dificultades del medio y de producir con la reutilización, pues es muchísimo más difícil trabajar con esos textiles que con un lienzo nuevo, sólo que cuando nos dimos cuenta ya teníamos tal cantidad de piezas que decidimos enfocarnos más en restaurarlas e intervenirlas. Así que en agosto de 2016 pusimos nuestra propia tienda de hallazgos, que no sólo incluye prendas, sino objetos, pues también restauro joyería. Al final pasó del hábito personal de coleccionar a ya un proyecto en forma.

¿Cómo es el proceso de desprenderse de todos los tesoros que encuentran? ¿Han tenido algún objeto en especial que les haya costado dejar ir?

Es difícil nombrar un sólo tesoro. Ahora mismo en la tienda tengo varios que de repente no sabemos si los embrujamos o algo, porque hacemos que se queden. Tengo, por ejemplo, unos kimonos que encontré en París; eso fue una maravilla, y aquí están. Sí, es como un ejercicio espiritual de desprendimiento, pero también nos animarnos a dejarlos ir cuando pensamos en la renta del local (risas).

¿Qué tipo de cliente compra más?

Tenemos varios clientes. Desde los vestuaristas y las productoras que vienen específicamente para proyectos de tele, cine o teatro, y la gente que nos descubre. La Roma, por ejemplo, es visitada por muchos extranjeros que aman el vintage. Encuentran algo, se lo llevan y pues nunca los vuelvo a ver. Otros son amigos de la tienda que se vuelven compradores recurrentes, colaboradores y proveedores. Hay una gran sinergia.

¿Qué impacto crees que deba de tener en las personas el devolverle vida a la ropa?

Actualmente para causar un impacto real y hacer este mundo ligeramente mejor tienes que repensar todo; ser consciente de cómo participas en él. Yo elegí la ropa porque siempre me gustó mirar a las personas en su unicidad y en esta búsqueda de lo auténtico, tanto para mí como para los demás. En algún documental vi que la palabra inglesa fancy (elegante) viene de fantasy (fantasía), de modo que la elegancia es una fantasía, una construcción colectiva. Es algo que consideramos un ideal, un refinamiento de nosotros en nuestro imaginario. Por ello, entre ropa más inusual y extravagante me siento más feliz con las posibilidades de ir generando una identidad individual y colectiva.

Creo que algo que usas para representarte y para crearte todos los días no debería dañar al mundo, y en esta búsqueda de lo auténtico tampoco me cuadra el ir a comprar una prenda que en realidad tiene cien mil réplicas en este mismo país, y todavía creerte como súper especial y súper listo por esa oferta, en realidad todo eso es tan engañoso.

Vemos entonces una parte ambiental y la otra parte referente a la identidad…

Exacto. Son las dos cosas: el lado ecológico, o sea, de ser parte de esta industria, que es la segunda más contaminantes del planeta, quiero desmarcarme, y la otra es que realmente valoramos la expresión personal, y me encanta ser parte de este vínculo en donde las personas descubren una nueva manera de representarse. Me pasa muchísimo que llegan tantas mujeres acomplejadas por su cuerpo, que se automutilan al ver un vestido bonito, y decirles: “No, no es tu cuerpo. La prenda está diseñada para lucir ciertas partes más que otras, es una prenda vintage, tiene estos cortes, etcétera”. Y esa transformación evoca un empoderamiento completo que involucra el ser consciente de tu consumo, te desmarca de la industria y al mismo tiempo potencializa quién eres con una estética que realmente va a ser única.

¿Jardín de Hallazgos sólo vende vintage?

No. Sí tenemos piezas nuevas de diseñadores locales, aquí colaboran varios. Tenemos las últimas piezas de una marca que cambió de giro, llamada Monona, piezas de mi marca —produzco en pequeñas cantidades todavía porque como somos un equipo muy pequeño, hago piezas limitadas, y yo estoy muy feliz con que sea sólo un rack y que poco a poquito vaya saliendo—, esta otra me fascina, se llama Mana y sus tintes son hechos por la diseñadora. Utiliza bordados y materiales nuevos orgánicos, artesanales y conscientes, pero también utiliza materiales sobrantes de la industria, con sus retazos hace piezas únicas, muy artesanales y súper contemporáneas.

Ofrecemos también asesoramiento de imagen. Con qué te lo puedes poner, qué tipo de piezas para complementar. Animamos a la gente a probarse cierto tipo de cosas y damos asesoría de la época, pues conocemos sobre los cortes, las telas, cómo se combinaban, qué accesorios llevaban.

¿Cómo es el trato con estos diseñadores que venden con ustedes?

Han venido diseñadores que a veces me traen pequeñas ediciones. Siempre busco y pretendo que sea diseño sostenible pero el diseño local también es bienvenido. Una diseñadora, María Solë, me contaba que estaba haciendo el prototipo para una pieza que al final resultó que no la podía integrar a su colección, entonces aquí la tengo. También es una oportunidad para los creadores el poder vender las cosas que no integran a su colección final, oportunidad increíble tanto para el diseñador como para quien encuentra la pieza y se la lleva.

¿Cuál es el proceso para seleccionar las prendas?

Permanentemente estoy buscando piezas. Ya tengo años en eso, así que armo mis excursiones a diferentes partes de la ciudad, las selecciono, las limpio y las restauro. Los criterios con los que elijo las prendas siempre son la calidad de la pieza y que sean inusuales, todo está pensado para un público creativo que no quiera nada convencional.

¿Cuál es la visión que tiene a futuro Jardín de Hallazgos?

Pues es un proyecto ambicioso en el sentido de que somos unas clavadas en todo lo que hacemos, desde la restauración hasta comunicar todo lo que hay detrás de cada prenda. Últimamente sí nos empieza a quedar chico el lugar, pero también es bonito ser un local pequeño. Lo que se planea además de Jardín de Hallazgos es hacer un Jardín Nómada, que será una serie de eventos con nuestros propios colaboradores, pero con invitados especiales en sedes externas. El primero será el sábado 5 de mayo en Tabasco 242, aquí en La Roma.

Al aire libre ya podremos tener un poco más de soltura creativa y la oportunidad de contar historias, porque todos contamos historias a través de la ropa.

Redes sociales, compra en línea…

Facebook, Instagram y una página web muy básica donde se puede comprar, el asunto es que el catálogo completo no está ahí, pues vamos subiendo poco a poco las fotos del producto, pero en lo que las subo ya se vendió en físico, así que recomiendo que si están buscando algo en específico me pregunten directamente a través de redes. Además nos gusta que nos contacten porque aquí en la tienda hay muchas cosas, pero también en el taller está repleto de otras que esperan restauración. Si algo no está en tienda quizá te esté esperando, sólo pregunta.

Más de Jardín de Hallazgos:

Facebook

Instagram

Web