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Music
Vivian Girls: Siempre están cuando más se necesitan
13.10.2019
Por Irving Alfaro

Cuando Vivian Girls irrumpió la escena en 2008 con su primer disco, el folk, el post-punk y el EDM se encontraban en su mejor momento, al igual que el emo; mientras los festivales crecían exponencialmente año con año alrededor del mundo, las propuestas se hacían cada vez más monótonas al igual que el sonido de todo el Indie rock en todo el mundo.

Dile al mundo que llegamos

Era claro que la escena se había estancado, sin embargo, desde las entrañas del indie que había comenzado siete años atrás con The Strokes, Yeah Yeah Yeahs e Interpol, un trío de chicas (Cassie Ramone, Katy Goodman y Ali Koehler) se encontraba tocando en un pequeño lote baldío de Brooklyn, donde se anunciaban algunas bandas garabateadas en un trozo de cartón, con apenas 50 personas en su interior y sin cover, se encontraba el punto de partida para una nueva generación de bandas. ¡No se podía pedir algo más punk en NYC!

En ese momento el trío de chicas lanzó vía MySpace y Youtube su primer disco homónimo con el que se volverían una sensación de la noche a la mañana y serían la locura del miles de bloggers que repartieron su disco por toda la red como si se tratara de los nuevos Sex Pistols o The Ramones. Eran tiempos muy extraños para la música, en ese entonces no existían los servicios de streaming online y la piratería seguía reinando en la web. Ese mismo año, Radiohead lanzaría ‘In Rainbows’ de forma independiente a través de su página oficial, dejando a todo aquel que quisiera su disco pagar lo que le pareciera justo, o incluso descargarlo de forma gratuita. Este acto supuso toda una revolución para los artistas y su relación con las disqueras y fue el detonante de un nuevo modelo de negocio al rededor de la música.

Y a pesar de estos acontecimientos en la escena musical, las Vivian Girls, se convertirían en el gran referente punk femenino para muchísimas bandas de todo el mundo, gracias a la inmediatez de las redes sociales, desde Kurt Vile, cuando aún se encontraba con The War on Drugs, hasta The Crocodiles, Dum Dum Girls, Haim, The Marías, Gliss, Thee Oh Sees, School of Seven Bells, y muchas otras bandas, que vieron el potencial de estas chicas neoyorquinas. Incluso Kathleen Hanna llegaría a decir que eran una auténtica extensión del Riot Grrl de los 90’s.

Un año después las chicas de NY lanzarían Everything goes wrong, y en 2011 Share the Joy. Luego de algunas giras por EU, Europa/Asia y algunos cambios en la batería, la banda finalmente anunció su retiro momentáneo en 2014.  Ahora, 5 años ha pasado y después de probar suerte con algunos proyectos alternos como The Babies, La Sera y Upset, carreras en solitario, maternidad (y algunas bodas), las chicas de Brooklyn deciden regresar en medio de un mundo devorado por el reguetón, el trap y… digamos, el fenómeno musical de Rosalía.

Su fórmula se mantiene simple y sin mayores complicaciones: canciones con dos o tres acordes, buenos riffs y los clásicos compases 4/4 del punk, en canciones de dos a cuatro minutos. En ese sentido no se preocupan por descubrir el hilo negro, se mueven naturalmente en las convenciones del género: guitarras desafinadas, listas; notas mal tocadas, claro; letras sobre el desamor, por supuesto; y prueba de ello es su primer sencillo promocional “Memory”, una oda al punk de los 70’s con algo de noise pop, altamente influenciado por The Runaways y Blonde.

En “Lonely girl” las distorsiones quedan de lado para llevar el ritmo de la canción a un in crescendo de voces que se entrelazan con las guitarras y el bajo. “Sludge”, por otro lado, tiene una actitud mucho más pesada y garagera, como si se tratara de The Melvins en un gran momento de inspiración. Tal vez, la joya del disco sea “All Your Promises”, el track de mayor duración de este nuevo trabajo, que mantiene una pequeña pared de guitarra-bajo que suena como un reclamo a un amor del pasado de Cassie o de Katy o de ambas… realmente no importa, la canción es fenomenal.

Al final, este disco no hace más que probar dos cosas, la primera: que su sonido de estas chicas sigue sonando vigente y fresco después de 11 años de carrera musical y la segunda y más importante: que aún en tiempos de lo políticamente correcto, el mundo necesita más este tipo de bandas de punk, sin apellidos, ni etiquetas; sin pretensiones, sin compromisos con algún grupo, sin agendas socio-políticas, ni ganas de dominar el mundo con Grammys. Mientras algunos artistas se pelean en redes sociales por defender géneros que se han “ganado” el gusto del público con su música y reniegan cuando se les deja fuera de alguna ceremonia de premiación o no reciben los galardones esperados, el punk demuestra que no necesita de la aprobación de nadie para mantenerse vigente, ni mucho menos, ser invitado a este tipo de eventos para llegar a un público masivo.

En ese sentido, el regreso de Vivian Girls es una bofetada con guante blanco a todos esos artistas que, literalmente, se mueren por ser reconocidos a nivel mundial, que reclaman espacios como propios sin tener algo que ofrecer y sin ningún ápice de calidad, pero que se ofenden sobremanera cuando, con justa razón, son dejados de lado.

Larga vida al punk y a las Vivian Girls, ¡qué bueno es tenerles de vuelta!
Este planeta las necesita.

@littleremy