Durante años crecí avergonzada por ponerme roja. Tener la piel sensible puede ser un tema complejo, sobre todo porque es algo que no se puede controlar 100% y no solo se nota muchísimo, sino que la gente te cuestiona o se burla de tu aspecto.
Desde niña siempre me ponía roja al hablar en público; si algo me daba pena, si estaba muy nerviosa, si me reía, si me enojaba o si lloraba. En la escuela esto se convirtió en un motivo de burlas constantes que me hicieron odiar mi color de piel y el no poder camuflar mejor mis emociones. Con los años creí que era una maldición tener la piel así.

Las citas con varios dermatólogos, desde que tenía 15 años, se convirtieron en una constante búsqueda por saber por qué mi piel se encendía por cualquier cosa. Finalmente descubrí que el nombre de mi problema se llamaba: rosácea. En ese momento no entendí muy bien qué significaba y tras varios tratamientos dermatológicos mi piel logró controlarse de cierta manera por algunos años. Sin embargo, es una realidad que cualquier cambio de temperatura, beber alcohol, el estrés o cualquier crisis emocional siempre es estímulo suficiente para que mi piel se ponga roja, salgan granitos, pústulas, venas encendidas o descamaciones.
Pero, y… ¿qué es la rosácea?
En los años que tengo viviendo con esto, puedo explicar que la rosácea es un trastorno cutáneo que provoca rubor, enrojecimiento, granos rojos y pústulas en el rostro, y muchas veces se puede confundir con el acné, pero no es lo mismo. Por eso es importante revisar tu piel y reconocer si tienes alguno de los otros síntomas que acompañan a la rosácea para asistir con un especialista y tratar tu piel de manera adecuada.
La rosácea nos afecta de manera más común a las mujeres con piel clara, en una edad entre los 25 y los 40 años y los síntomas principales son el enrojecimiento facial con algunos abultamientos inflamados y rojos, así como pequeños vasos sanguíneos visibles.

Es importante reconocer que hasta ahora no existe ningún tipo de “cura” a la rosácea pero es tratable y entre más rápido la puedas detectar en tu piel, es más fácil poder mejorar no sólo su aspecto, sino también los síntomas que pueden acompañar el enrojecimiento, como la dermatitis seborreica, granitos que pueden simular acné, algunas irritaciones, enrojecimiento de ojos o párpados y también en cuello.
Algunos tratamientos como los antibióticos o los medicamentos antiacné, con ciertas fórmulas tomadas como la isotretinoína (actúan suprimiendo la actividad de las glándulas sebáceas) o la tetraciclina (tratar las infecciones causadas por bacterias) pueden mejorar de manera muy drástica, y acompañarla con tópicos que tengan formulas principales de metronidazol (medicamento antiinfeccioso), ácido azelaico (se usa para tratar las espinillas y hinchazón causado por el acné) y recientemente encontraron algunos estudios que señalan que la brimonidina tópica (tratar el enrojecimiento) pueden funcionar en la mayoría de lxs pacientes.
¿Entonces hay o no hay tratamientos?… ¡Sí los hay! Tikitikitiki tikitikikikikitiki
Desde mi experiencia, además de haber saltado de clínica en clínica para lograr entender qué rayos me pasaba en la cara. También me dio un mejor entendimiento de los posibles tratamientos y lograr un balance entre los productos y medicamentos, así como qué productos reaccionan mejor en mi piel y cuáles no tanto.

Hay ciertas cosas que me han funcionado mejor que otras y una de ellas ha sido la alimentación y el ejercicio, aunque suene a cliché. Haber eliminado los lácteos de mi dieta normal –lo cual también fue una sugerencia de parte de una de mis dermatólogas y luego lo reforzó mi nutrióloga—funcionó de una manera sorprendente. Aquí te va mi explicación un poquito más científica: hay ciertos alimentos que estimulan la histamina en el cuerpo, ésta es una sustancia química que se encuentra en nuestro organismo y se encarga de reaccionar cuando hay alergias, no solo en la piel pero también en el sistema inmunológico y nervioso. Un ejemplo de cómo reacciona la histamina alta en el cuerpo es como cuando nos pica un insecto y la piel se inflama y se pone rojita también.

Algunos de los alimentos que estimulan más la histamina y, por lo tanto, empeoran la condición de la piel son: lácteos, alcohol, gluten, fermentados, embutidos y en ocasiones el café… ya sé ☹ es sad! Pero no te preocupes no lo tienes que dejar, solo puedes bajar las dosis de cafeína y así poco a poco ayudar a tu cuerpo a no sobre estimular de histamina el organismo y evitar rojeces o inflamación.
Red, Red Wine
Por otra parte, hay una serie de productos que pueden ayudarte de manera general. Sin dejar de recordarles que ir con un especialista puede hacer su vida aún más fácil, pueden encontrar algunos tratamientos increíbles como láser y luz pulsada que pueden mejorar el aspecto de la rosácea y la telangiectasia aka pequeños vasos o venitas rojas en la cara.

Poner atención a mi cuerpo ha sido clave para detectar lo que sé que no ayuda a mi piel en lo más mínimo, como beber alcohol, comer pasteles, helados y chocolates todo junto en una misma semana; además de no dormir, no hacer ejercicio y no hidratarme correctamente. No aliento a eliminar las cosas que nos gustan comer 100% pero sí reducirlas o probar que es lo que mejor le funciona a nuestro bello cuerpiiiii. Recordemos que es esencial ir de adentro hacia afuera, sin importar cuán roja esté tu piel, es importante darle el amor que se merece al órgano más grande que tenemos. Nuestra piel es un reflejo impresionante de lo que hacemos con ella de manera interna.
Mi top 5 para cuidarme la carita
- Limpiador con niacinamidas y ácido hialurónico de CeraVe
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Si quieres tratarte de manera más profesional y con unx expertx, te recomiendo las siguientes clínicas:
Skin & Hair Clinic
Dr. Sergio Leal
Av. Homero 1339, Polanco, Polanco II Secc, Miguel Hidalgo, 11550 Ciudad de México, CDMX
Tel: 55 5038 5923
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The Skin Clinic
Dra. Sara Cherem
Av. Paseo de las Palmas 735, Lomas de Chapultepec, Miguel Hidalgo, 11000 Ciudad de México, CDMX
Tel: 55 4593 8897