Me inicié en el reguetón y sus derivados gracias a la Rosalía. A ella y a una serie de factores y personajes, algunos un tanto obvios como mi situación geográfica, y por lo tanto tan “naturales” como que en mis gloriosos días de universitaria cada fiesta se prendía al grito del atrévete-te-te de Calle 13 son fruto de mi amor por este género musical.
Por recomendación de los algoritmos de Youtube un día me encontré con la cantautora española interpretando De Plata en un soleado escenario californiano, y me derretí entre la potente voz, los poderosos ecos de la guitarra y una moda simplemente acertada. Por supuesto el hecho de que fuera en español completó el conjuro. Después vendría El mal querer a formalizar mi obsesión.

El hecho de que fuera en español completó el conjuro
Descubriendo el perreo femenino
Un buen amigo, gracias a Brillo, me recomendó darle una oportunidad a J Balvin con Vibras, y me alegra haber tenido la apertura para dejar atrás mi esnobismo musical y darle play porque desde entonces no he dejado de perrear y a ello le debo una parte de mantener la cordura en estos tiempos extraños. De Oasis pasé a Bad Bunny y más tarde, gracias a mi mejor amiga, con quien a la menor provocación aflojamos el esqueleto para barrer el piso con el pelo, llegué a Tomasa del Real, Ms Nina, Nathy Peluso, Las Bistec, Karol G, Ivy Queen, Bad Gyal y más. La lista de mujeres experimentando con géneros urbanos sigue creciendo.

Liberando nuestro sexo
Antes de esta devastadora pandemia, disfrutaba encontrarme rodeada de mujeres: amigas, amigas de mis amigues y desconocidas, armando círculos de perreo en fiestas y reuniones. Libres de acoso, libres de juicios y libres de los aburridos hombres que dicen que “no les gusta bailar”.
Empecé a ver el perreo como una poderosa danza donde las mujeres de mi generación celebramos que los mitos del patriarcado que nos han dividido se están derrumbando; como un momento mágico pues la energía al bajar hasta el suelo y no pedir perdón, entre mujeres no tiene comparación.
El aquelarre para descolonizar el culo y desde el cual sin miedo puedo afirmar que el futuro es femenino y se baila en español.
Libres de acoso, libres de juicios y libres de los aburridos hombres que dicen que “no les gusta bailar”
Por supuesto, entiendo que para muchxs partir de un género musical dominado –hasta hace poco– por hombres y donde se hipersexualiza a la mujer, para hablar de feminismo resulta controversial. De igual manera no me sorprende encontrar tachadas de “vulgares” a las exponentes femeninas de esta nueva ola porque justo nos encontramos en esa transición: entre el hartazgo del evidente machismo en ésta y básicamente cualquier otra forma de expresión y la incomodidad de escuchar a una mujer decir que sabe cómo hablarle a su bitch y cómo cortar su hachís, y no tener dudas de que lo hace rico rico pam pam.

Bye a tu heretonormatividad
Yo misma debo confesar que hasta hace unos años también se me encontraba intimidada, como consecuencia de una educación católica en una sociedad conservadora provinciana patriarcal, porque lo cierto es que el mundo ya era vulgar desde hace mucho y a las mujeres tampoco se nos dejaba participar libre y activamente en tal guateque.
“El futuro es femenino y se baila en español”
Mi obsesión más reciente es el Sin Miedo (del amor y otros demonios) de Kali Uchis, el cual además de ser una mezcla genial de ritmos considero también expresa estupendamente lo que es ser mujer en 2021. Al menos musicalmente no encuentro qué podría ser más fresco que una mujer latina manifestando autonomía con el nuevo pop como música de fondo.

Música libre para todxs
Como efectos secundarios de esta presencia femenina en un movimiento musical que está sacudiendo a todo el planeta, vemos por fin a la mujer latina como un referente de talento, de belleza, de sensualidad, de audacia, de fuerza. Es cierto que aún hay mucho que hacer en cuanto a inclusión y representación, pero no por eso hay que dejar de celebrar que cada vez más encontramos mujeres que se parecen a la vecina o a una misma en una industria, y en un mundo, que hasta hace poco parecía reservado para un rostro y un cuerpo que poco encaja con lo que vemos en el espejo.
Préndelo si tu te quieres quemar, que es en el perreo hecho por mujeres donde se concentran altas dosis de poder femenino, de inspiración para el amor propio y de pretextos para la sororidad.
