keyboard_arrow_left
close
keyboard_arrow_right
Culture
Heroínas latinas: CYNTHIA HÍJAR, Comediante feminista y activista
28.10.2020
Por Olivia Meza de la Orta

La risa es ese eco que resuena y vibra en el cuerpo. Un súper poder que nos cura de inmediato las angustias, los miedos y otras causas aún más profundas. La risa humana es un elixir mágico y en colaboración con Dove y Refinery 29, platicamos con la heroína latina Cynthia Híjar, comediante feminista, activista y parte del colectivo StandUperras, para dejarlo muy claro.

Su convicción sobre ella misma, de sus deseos más profundos y de nunca quedarse callada la llevaron a dedicarse en cuerpo y alma a la comedia, un rubro fascinante pero también machista que con su colectiva StandUperras busca dar nuevas voces al humor con un fin activista y revitalizador. Conformada por Myr Ramíres, Tamara de Anda, Sara Silva, Andonella, La Mala Marquina y Jim Merino, esta colectiva alza el telón hacia la risa como un método de sanación y creatividad para la comunidad.

Retrato intervenido por Silvana Ávila

Conmovida por las artes escénicas y el impacto que pueden llegar a tener en la vida de todes, Cynthia nos regala en esta entrevista sus interesantes acepciones sobre su lucha personal, su constante búsqueda para compartir y escuchar con otras mujeres, y consejos de oro para querernos mucho.

ENTREVISTA

¿Cuáles han sido los más grandes retos en tu carrera?

El reto más grande ha sido confiar en mi creatividad. Aunque mi generación creció con más representación de mujeres en las artes y en las ciencias, aún faltan muchos espacios por tomar y hacer nuestros, convencidas de que somos capaces de aportar en ellos.

Por ejemplo, yo vengo de una familia de clase trabajadora. Crecí y he vivido la mayor parte de mi vida en la periferia de la Ciudad de México, en un barrio que queda lejos de las zonas con más centros culturales y teatros. En este contexto, era casi impensable para mí dedicarme a las artes escénicas.

Desde niña quería bailar, pero tenía claro que no encajaba con el perfil que me permitiría lograrlo porque para mis padres era carísimo enviarme a la escuela de danza (porque no sabíamos que existían escuelas públicas de danza) y porque siempre he habitado un cuerpo grande. 

Siendo adulta dejé mi trabajo de oficina para dedicarme a estudiar danza, comedia y cabaret. Siento que hice bien en creer en mí misma, pero para mí todo fue un proceso largo y ahora mi tarea es crear espacios seguros para que las chicas de mi barrio y de otras zonas periféricas sepan que son capaces de crear y de dedicarse a lo que aman.

¿Cuáles consideras tus retos como mujer?

Como mujeres enfrentamos una serie de obstáculos específicos. Lo que las teóricas y especialistas en economía con perspectiva de género llaman la feminización de la pobreza. En el caso de las artistas mexicanas existe una precariedad más fuerte porque no hay seguridad social para las personas que nos dedicamos a hacer teatro, comedia, danza, música o etcétera.

En general a la comunidad artística se le pide que trabaje sin cobrar, “por amor al arte” o “sin lucrar”. Cuando eres feminista y te dedicas a algo escénico es aún mayor esta exigencia de que no cobres por tu trabajo.

Yo no cobraría si no tuviera que pagar mi renta y mi comida pero a estas alturas aún tengo que explicarle constantemente a quienes me quieren contratar que ¡cobro por trabajar!

¿Consideras importante abordar los estereotipos que pesan sobre las mujeres?

Siempre. Los estereotipos nos hacen reducir a las personas a una sola de sus características. Dejamos de ver a la otra como un ser humano complejo con historias y procesos profundos para ver solamente una de sus características. 

Los estereotipos nos hacen reducir a las personas a una sola de sus características

“Es que es mujer”, por ejemplo. Estos estereotipos sostienen la violencia estructural, por eso cuando los criticamos, cuando nos reímos de ellos e incluso cuando nos los apropiamos para quitarles la carga negativa que tienen hacemos cambios importantes en cómo se nos mira como colectivo y en cómo se percibe simbólicamente lo femenino.

¿Cuáles de estos estereotipos te han afectado más y cómo has logrado lidiar con ellos, enfrentarlos?

Creo que el estereotipo que más me ha causado problemas es el que se tiene en torno a la idea de las mujeres feministas. Muchas veces he denunciado el acoso que se vive en el transporte público de la Ciudad de México; otras he denunciado los ejercicios de poder en las escuelas donde estudié.

El que más pesa sobre las feministas es que somos “problemáticas” cuando en realidad solo estamos señalando los problemas que ya existen o cuando nos defendemos de una agresión. Esto me ha costado espacios, por ejemplo, una vez que señalé una agresión en la escuela de danza donde estudiaba, los directivos se pusieron en mi contra y defendieron al agresor porque dijeron que yo era “conflictiva”.

Una buena forma de lidiar con estas situaciones es preguntarte si crees que estás actuando de forma ética y hacerle caso a tus principios. Yo salí de esa escuela porque no quería estudiar en un lugar que encubre y protege agresores y donde el director también es machista, dejé de ir a un semestre antes de terminar la carrera.

Salir fue duro para mí pero al hacerlo me encontré con posibilidades de actuar y llenar teatros con mis amigas feministas. Tenemos un público que cree en nosotras y que nos apoya muchísimo. Por eso al final sé que tomé una buena decisión.

El estereotipo que más pesa sobre las feministas es que somos problemáticas cuando en realidad solo estamos señalando los problemas que ya existen o cuando nos defendemos de una agresión

La risa, los sueños y la lucha por los derechos humanos

¿Qué le dirías a las mujeres en estos días para que se lancen a cumplir sus sueños personales y profesionales?

Que nuestros derechos son medios para alcanzar nuestros sueños. Cuando trabajo con mujeres jóvenes me gusta replicar una actividad en la que pregunto ¿cuáles son tus sueños? Una vez que responden, les pregunto ¿cuáles son los derechos que necesitas para alcanzar tus sueños? Hago esto para que dimensionemos que nuestros sueños pueden ser alcanzados si tenemos una base social fortalecida.

Somos más fuertes luchando por nuestros derechos y sueños cuando estamos unidas, articuladas políticamente y siendo aliadas.

¿Cómo motivas o alientas a las mujeres de tu comunidad a cuidarse, quererse, unirse?

Desde hace cinco años trabajo en mi proyecto personal de educación corporal. Se llama Danzas íntimas. Es un laboratorio de autocuidado radical en el que aprendemos a querer nuestro cuerpo. Parece fácil, pero las mujeres crecemos aprendiendo que “lo femenino” es hablar mal de nuestro cuerpo. Entonces todo gira en torno a ese odio y a las apariencias.

En mis talleres aprendemos que nuestros organismos, nuestra “cuerpa”, son nuestra existencia misma y nuestro contacto con el mundo. También aprendemos cómo funcionan nuestros huesos, nuestros órganos, nuestros sentidos y nuestras emociones.

Lo más bonito que sucede en mis talleres es que dejamos de pensar que las formas son necesarias para bailar y comenzamos a bailar para gozar nuestra vida. Otra cosa muy bonita que sucede ahí es que aprendemos que nuestro cuerpo tiene una mecánica y funcionamiento tan potente y maravilloso.

Entendiendo esto cambiamos la perspectiva y dejamos de pensar en que nuestros cuerpos son “bonitos o feos” (¿según quién?) para entender que somos poderosas, fuertes y solidarias.

“Las formas son necesarias para bailar y comenzamos a bailar para gozar nuestra vida

Sobre Danzas Íntimas, taller de Cynthia Híjar

¿De qué manera el trabajo que realizas ha tenido impacto en tu propia autoestima?

Estar en el escenario y escuchar la risa del público es lo mejor que me ha pasado en el mundo. Cuando me paro a hacer stand up o a bailar siento que soy una persona, ¿KHÉ? En serio, siento que soy una persona, pero déjenme les explico por qué. Toda mi vida creí que tenía que encontrar una media naranja, un otro que se casara conmigo y me hiciera feliz. Eso me hacía sentir incompleta, frustrada y también es difícil relacionarnos así, esperando llenar la expectativa de completarnos con otras personas y exigiéndoles que llenen nuestras sensaciones de vacío.

Claro que quiero encontrar un alma gemela para pasar buenos momentos y ser felices juntes, pero sé que eso puede pasar o no. Lo que me pasó desde que conocí el escenario es que estando arriba de él me da una sensación de estar completa por unos instantes. Tengo cosas qué decir y cuando la gente se ríe conmigo o de mí pienso que todo ha valido la pena. Quién sabe, a lo mejor el escenario es mi media naranja.

Para fortalecernos como comunidad de mujeres latinas ¿cuál crees que son los pasos esenciales y los más importantes?

Comenzar a revisar nuestros prejuicios racistas y la forma en que los reproducimos. Creo que es importante entender que las realidades de las mujeres que vivimos en nuestra América son bien distintas; aprender de todas las experiencias que tienen otras mujeres. Escucharnos entre  mujeres trans, mujeres indígenas, mujeres afrolatinas y mujeres de clase trabajadora para hacernos conscientes de que hay muchas experiencias y que no somos la única perspectiva en Latinoamérica.

También saber conectarnos desde la vulnerabilidad. Dejarla de mirar como victimización o como debilidad y saber que somos potentes cuando nos mostramos vulnerables, cuando reconocemos nuestro dolor en el dolor de las otras y también cuando reconocemos nuestra fragilidad en la de las otras.

Creo que la vulnerabilidad tiende puentes que nos pueden ayudar a empatizar desde un reconocimiento honesto de las demás y de nosotras mismas.

“No somos la única perspectiva en Latinoamérica

¿Cuál es la misión o el mensaje que quieres que trascienda en la sociedad y las comunidades de mujeres?

En StandUperras tenemos un lema que es “Otra Risa es Posible”. Con esta frase defendemos nuestros derechos, nuestra alegría, nuestro gozo, nuestros sueños y nuestra creatividad.

Para ti tanto profesional como personalmente ¿quiénes son tus heroínas?

¡Mis amigas! El feminismo me ha regalado una red de amigas brillantes y hermosas que siempre me rescatan y me enseñan cosas nuevas. Ellas también me ayudan a saber cuando me equivoco, a reconocer mis errores, mis privilegios y los vacíos analíticos que puedo tener. Las quiero mucho y siempre me salvan.

Las heroínas son las mujeres reales

Lejos de los estereotipos fantásticos de superhéroes ¿para ti cómo es una heroína en la vida real?
Para mí una heroína entiende que al luchar por ella, al defenderse y al emanciparse está haciendo un acto de sanación y liberación colectiva.

Pienso en las zapatistas, en las mujeres que acompañan abortos en los estados y países donde hay persecución por ejercer el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. En las deportistas que tienen que luchar contra los estereotipos, hacer su trabajo y cobrar mucho menos que los hombres atletas; en las escritoras que nos regalan otras posibilidades para enunciar el mundo, en las mujeres antirracistas que nos enseñan sobre dignidad y entereza; en las mujeres trans que tienen que sobrevivir a una cultura en la que se considera normal que su promedio de vida no sobrepase los 40 años; en las trabajadoras organizadas que exigen derechos laborales para ellas y para todas las generaciones que vienen después. 

Las heroínas de la vida real son generalmente no tienen visibilización, pero son ellas quienes nos regalan la posibilidad de un mundo mejor

Desde tu punto de vista ¿cuál es el valor o la contribución más importante que buscas lograr y compartir?

El escenario me ha enseñado que todos los errores son posibilidades, oportunidades de crear y de aceptar que somos humanas e imperfectas. Lo que me interesa imprimir en mis proyectos es que al aceptar nuestros errores también nos libera porque aceptar que tenemos derecho a equivocarnos y rectificar, y aceptar que podemos aprender a disculparnos y a ser empáticas con las demás, es aceptar que tenemos derecho a la imperfección y a la humanidad misma.

En tu industria, ¿cuáles son las oportunidades que visualizas para el futuro?

¡Otra Risa es Posible! En StandUperras ese es nuestro sueño: Llegar a un punto en el que entendamos que no es necesario ser racista, clasista o misógino para hacer comedia, que eso es una decisión. Por eso nos hemos dedicado los últimos tres años a insistir en crear espacios seguros en la comedia donde las mujeres del público no se sientan humilladas.

Creo que esto ha abierto puertas para que otras comediantes se unan a este sueño y es una de las oportunidades más grandes que la comedia mexicana tiene por delante.

¿Cuál es el consejo más importante que te han dado?

Eres suficiente.

Un consejo (o consejos) de autocuidado que te gustaría compartir:

¡Tocarse! Creo que tocarse todo el tiempo es muy delicioso pero también un acto de amor muy importante. Tocarnos la carita, el abdomen, los muslos, los pies y procurarnos masajes, caricias y orgasmos.

Creo que sobre todo en las etapas de cuarentena es importante reconectar con la cuerpa y hacerla sentir segura, abrazada, protegida y acompañada por nuestra guardiana y amor principal, que es una misma.

Conoce más de otras heroínas latinas en esta serie de entrevistas