Hace diez años el término slow fashion o moda lenta comenzó a tomar espacios en los medios como un nicho exclusivo, incluso como una nueva corriente de moda. Hoy es una necesidad. La velocidad de la información y el consumo frenético son prácticas que en MEOW Magazine nos hemos cuestionado desde nuestros inicios asi que este Día de la Tierra y bajo el marco del movimiento global, Fashion Revolution, ahondamos más en la conversación sobre la sostenibilidad en la moda desde una perspectiva latinoamericana.
Once profesionales de la industria de la moda en México y Latinoamérica, que desde sus diversas trincheras son agentes activos en el tema, comparten su experiencia y visión sobre cómo podemos reformular nuestros hábitos de compra, nuestra manera de plantear proyectos e incluso la forma de producirlos. Ordenados de modo alfabético, conoce a Karla Aguereberre, Javiera Amengual, Gillaine Arias, Francelia Bahena, Daniela Bañuelos, Talia Cu, Olivia Meza, Estefanía Orozco, Efraín Paulino,Helena Rojas y Emiliano Villalba.
KARLA AGUEREBERRE
Directora de NGOImpacto
¿Cuál fue el momento clave que te inspiró a adentrarte en el mundo de la moda sostenible?
En mi caso, empecé a comprender el concepto de moda sostenible en 2018 cuando comencé a colaborar con NGOimpacto. Su fundadora, Adriana Aguerrebere, tenía un objetivo claro: aplicar sus conocimientos y experiencia en una región altamente vulnerable y desfavorecida como Los Altos de Chiapas, donde los sistemas de producción y comercialización son ineficientes, por lo que buscaba mejorar las cadenas de valor relevantes para la economía regional y tener un impacto positivo en los ingresos familiares.
Colaborar con NGOimpacto me ha permitido sensibilizar y comprender que el trabajo artesanal rescata el sistema de producción local, el cual no puede replicarse a gran escala. Este tipo de trabajo representa un ejemplo de gestión sostenible de los recursos y brinda sustento a comunidades que enfrentan condiciones de pobreza. Además, fomenta un consumo responsable en contraste con el “fast fashion” o moda rápida, que, debido a su bajo costo y alta rotación, genera una considerable cantidad de desechos y contribuye significativamente a la contaminación.
¿Qué estrategias o ideas propones desde tu trinchera para sensibilizar a tu audiencia / público sobre la moda sustentable?
La transparencia es crucial en la moda sostenible. Las marcas deben compartir información detallada sobre sus prácticas de fabricación: desde el origen de los materiales hasta las condiciones laborales de las personxs involucradas en la producción. Este enfoque educa a los consumidorxs para tomar decisiones informadas y apoyar a empresas alineadas con sus valores.
Para quienes estén comenzando un proyecto de moda sostenible, ¿cuál es tu consejo principal?
Consideren que la moda sostenible es ¡una tendencia que ha llegado para quedarse! Más allá de solo elegir un estilo, se trata de hacer una declaración de valores y contribuir positivamente al mundo.
¿Qué prácticas sustentables pones en acción como consumidorx de moda que quisieras compartirnos?
Optar por prendas de calidad que perduren en el tiempo, en lugar de comprar en exceso y desechar ropa cada temporada.
GILLAINE ARIAS
Diseñadora industrial, Project manager en Básicos de México y Fundadora de Chancera y Segundo Chance
¿Cuál fue el momento clave que te inspiró a adentrarte en el mundo de la moda sostenible? Recuerdo que fue en la pandemia cuando inicié un bazar en línea de ropa de segunda mano que se llamaba Segundo Chance. Organicé mi primera fiesta de intercambio en el 2021 con 15 participantes en donde recibí alrededor de 60 prendas, ese día me emocionó mucho ver y darme cuenta que las personas estaban muy interesadas y contentas de saber que alguien más podría darle una segunda oportunidad a sus prendas.
Desde tu perspectiva, ¿cómo es la situación actual en México respecto a este tema?
Me parece que cada vez hay más interés en proyectos que abordan este tema, me encanta la idea de que la recuperación de textiles, el upcycling, el uso de ropa de segunda mano y los intercambios de ropa cada vez toman más fuerza en nuestras generaciones. Yo creo que en gran medida ha sido gracias a los medios digitales y espacios físicos independientes que se ha dado voz a estos proyectos que buscan acercar y formar una comunidad cada vez mucho más grande sensibilizando a las personas sobre las problemáticas que hay en la industria textil pero aún más importante que están ofreciendo soluciones. Aún creo que faltan muchos temas que abordar en cuanto a transparencia y trazabilidad pero estos primeros pasos se sienten bien para proyectos como nosotras en Chancera.
En cuanto a una visión más global, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrentamos en la divulgación de la moda sustentable?
Yo creo que arrebatar esta idea de que un proyecto de “moda sustentable” va más allá de comprar una camiseta hecha con algodón reciclado. El desafío como proyecto está en sensibilizar y comunicar a las personas sobre las distintas alternativas de consumo y actividades que podemos llevar día con día para ser parte de ella; desde repensar y cuestionar por qué usamos lo que usamos, cómo compramos, cuidar nuestro clóset y preguntarnos sobre las personas involucradas, recursos naturales e impacto ambiental de cada prenda. Me gusta pensar que la “moda sustentable” no tiene un solo camino y solo estamos encontrando más maneras de consumirla o ser parte de ella.
¿Qué estrategias o ideas propones desde tu trinchera para sensibilizar a tu audiencia / público sobre la moda sustentable?
Normalizar el intercambio de prendas ha sido nuestro manifesto desde que inició Chancera. Creemos que esta actividad va mucho más allá de solo ir y dejar prendas a un lugar; se vuelve una acto creativo y divertido que incluso puede ayudarnos a encontrar nuestro estilo personal. Encuentro mucha paz cuando sé que todas las prendas van a tener mil historias más en otros clósets.
Para quienes estén comenzando un proyecto de moda sostenible, ¿cuál es tu consejo principal?
A mí me ha funcionado mucho acercarme a proyectos hermanxs para colaborar juntxs. He encontrado una comunidad dispuesta a escuchar mis ideas y en muchos casos hacerlas realidad. Y lo más importante es empezar con lo que tienes y no esperar a que todo se vea o esté perfecto.
¿Qué prácticas sustentables pones en acción como consumidorx de moda que quisieras compartirnos?
Arreglar mis prendas ha sido como una terapia ocupacional para mí que me ha ayudado a revalorar mi clóset y usar la app de @whering__ para organizar y clasificar mis prendas y así ayudarme a armar outfits, recomiendo mil.
Nomina algún proyecto de moda que sea visiblemente activo en la sustentabilidad que debamos conocer.
Acá nomino varios con los que he trabajado de la mano en Chancera y definitivamente merecen una mención: Basura @basuramx, Bi Part taller @bipartaller, Pura Vida Studio @puravidastudio.
JAVIERA AMENGUAL
Periodista y editora de FRANCA
¿Cuál fue el momento clave que te inspiró a adentrarte en el mundo de la moda sostenible?
Sin duda ese momento clave fue cuando el 24 de abril del año 2013 ocurre el derrumbe de la fábrica Rana Plaza en Bangladesh, una tragedia donde más de 1,100 trabajadoras y trabajadores textiles murieron. En ese momento recién había entrado a trabajar a la plataforma de moda, diseño y coolhunting chilena VisteLaCalle, y al ver esta noticia quedé impactada. Me di cuenta que a pesar de lo mucho que me gustaba la moda jamás me había preguntado quiénes hacían mi ropa, dónde y en qué condiciones. Hasta ese momento, la moda era par amí ropa en una pasarela o colgada en un perchero, no un proceso, y darme cuenta de eso fue muy revelador.
Empecé a investigar cada vez más y me propuse hacer de la sostenibilidad mi aporte dentro de los contenidos que se publicaban en la plataforma. Empecé a conocer a quiénes estaban trabajando bajo conceptos como moda lenta, circular o sostenible en Chile y Latinaomérica; cambié mis propios hábitos de consumo y eso me llevó a darle forma a Franca, una plataforma que desde sus inicios ha buscado la reflexión sobre la forma en que se produce y consume la moda actualmente, asi como visibilizar otras formas de hacer en esta industria.
Desde tu perspectiva, ¿cómo es la situación actual en México respecto a este tema?
En definitiva, creo que hay áreas de fortaleza y otras donde todavía hace falta más trabajo. En cuanto a “los fuertes” tenemos una cultura muy recursiva, que creo que es común a Latinoamérica, de hacer lo que se puede con lo que se tiene. En ese sentido, el uso y circulación de ropa de segunda mano es casi parte del ADN cultural.
Por otra parte, la tremenda riqueza cultural en torno a las tradiciones y técnicas textiles me parece alucinante, y veo con mucha ilusión cómo se generan proyectos que buscan fortalecer y difundir ese cruce y colaboración entre el diseño y la artesanía. Se me viene a la cabeza Ensamble Artesano, plataformas como Viernes Tradicional o la marca de moda Rocinante. Además, en el diseño de autor hay propuestas increíbles que han tomado la bandera de lo sostenible para promover ese mensaje de que es posible vestir más responsable con una estética muy cool. Y aunque es un nicho, si lo comparo con Chile, igual tiene un impacto.
En base a lo que he podido observar desde que vivo en México, creo que todavía hace falta que se consolide un ecosistema que permita avanzar en una ruta sostenible. Y con esto me refiero a que desde los distintos sectores (universidades, legislación, retail, marcas, consumidores, medios, etc.) exista una urgencia por hacer las cosas distintas.
Creo que todavía la moda se vive como una ilusión, cuando en realidad tiene un tremendo poder de transformación que no tiene nada de banal.
En cuanto a una visión más global, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrentamos en la divulgación de la moda sustentable?
La industria de la moda es experta en vendernos historias, en hacernos sentir que necesitamos algo nuevo en nuestro clóset. Entonces, quienes participamos de esta industria y queremos promover nuevas formas de hacer y vestir en ella tenemos un gran desafío creativo y es: ¿cómo hacemos deseable vestir de otra forma?
Por otra parte, está en cómo consumimos: el volumen y la frecuencia. Por ejemplo, podemos promover y preferir el second hand, pero lo que hoy se observa mucho es que las personas compran algo, lo usan una vez y luego se revende para poder comprar más. Entonces, ¿qué tan distinto es este comportamiento a los modelos de ultra fast fashion?
¿Qué estrategias o ideas propones desde tu trinchera para sensibilizar a tu audiencia sobre la moda sustentable?
Como plataforma siempre hemos buscado reflexionar y difundir la moda sostenible desde un tono amable y accesible, que cualquier persona pueda comprender, además de mostrarnos muy humildes en relación al contenido de compartimos. Esto porque lo que hoy es “muy sostenible” quizás mañana no lo sea y porque la sostenibilidad tiene muchas formas, y tanto los proyectos como usuarios pueden acercarse a estos conceptos desde distintos contextos y circunstancias. Por eso buscamos generar reflexiones y que cada persona se sienta inspirada a iniciar su ruta sostenible en Franca: un espacio para informarse y compartir.
También abogamos por una comunicación más lenta, en el sentido de tener un ritmo de publicación que nos permita reflexionar y que se sienta orgánico, ya que nos genera mucho ruido criticar el ritmo de una industria acelerada desde un ritmo tan acelerado como el que proponen las redes sociales en la actualidad.
Por otra parte, buscamos comunicar encontrando el equilibrio entre dos conceptos que son fundamentales para nosotras – la ética y la estética– y buscamos que Franca pueda ser ese espacio de encuentro con personas que aman la moda por su forma o por su potencial de cambio.
Por último, creemos profundamente que la sostenibilidad tiene un espíritu colaborativo, por eso otra estrategia clave para nosotras son las redes con otras plataformas, comunicadoras/es, creativas/os, marcas, etc.
Para quienes estén comenzando un proyecto de moda sostenible, ¿cuál es tu consejo principal?
Es imposible ser una marca 100% sostenible. Por eso mi primer consejo sería tener muy claro cuál es el propósito del proyecto, entender en qué ámbito(s) quiere generar un impacto y comprometerse con ello. Eso permitirá tener un ADN de marca más sólido y serio.
Mi segundo consejo sería la rigurosidad en los conceptos y datos que se compartan. Buscar fuentes confiables, compartir la información y, en lo posible, hacerlo de una forma que sea accesible y amable con su audiencia.
Por último, los atributos sostenibles no son suficientes para sostener una marca. Por eso desde mi punto de vista es fundamental equilibrar el propósito con una narrativa y visual atractiva, que invite a su audiencia a querer ser parte del club.
¿Qué prácticas sustentables pones en acción como consumidorx de moda que quisieras compartirnos?
Creo que la moda sostenible no es solo cuestionar la forma en la que se hace nuestra ropa, sino también la forma en la que la consumimos.
También me parece clave el conocernos. Vestir es un acto súper íntimo y al mismo tiempo público, que nos permite expresarnos. Sin embargo, creo que se ha generado una confusión entre el estilo y las tendencias (entendidas como “modas”), donde lo que se usa hoy ya no es válido mañana y te obliga a comprar algo más. Reconocer nuestro cuerpo, qué siluetas nos hace sentir cómodas, qué colores nos gustan -independiente del color que hoy es tendencia- o qué tipo de ropa nos representa más hoy es fundamental porque nos permitirá cultivar un estilo que no es pasajero, que no obedece necesariamente a una microtendencia.
Por otra parte, creo que un consumo más responsable también nos invita a abrirnos a otras formas de vincularnos con la ropa, la cual no solo se basa en comprar, sino también en buscar que las prendas tengan una vida más larga: reparar, intercambiar, reusar lo que ya tenemos y/o transformarlo también son formas de vestir sostenible, y no has comprado nada nuevo.
Nomina algún proyecto de moda que sea visiblemente activo en la sustentabilidad que debamos conocer.
Quinta Trends y su fundadora Sofía Calvo , Clóset Sustentable , So Good So Cute , Universo MOLA, Fashion Thinking.
FRANCELIA BAHENA
Comunicadora, investigadora yconsultora de branding en Liverpool
Desde tu perspectiva, ¿cómo es la situación actual en México respecto a este tema?
México es uno de los países con mayores oportunidades laborales alrededor de la industria de la moda, textil y calzado. Somos conocidos mundialmente por nuestra excelente maquila, lo que nos ubica en el ojo del huracán público para las estrategias de mejora enfocadas a la sostenibilidad y moda.
Actualmente existen muchos esfuerzos en conjunto por regular las prácticas alrededor de la sostenibilidad y la moda, no sólo desde una perspectiva legal donde se trate de impulsar estrategias de crecimiento sostenibles en las empresas de moda, sino también desde una perspectiva de derechos humanos donde se tomen en cuenta las prioridades de las comunidades para desarrollar dichas estrategias.
Lo complejo radica en que vivimos en un mundo globalizado y estos problemas y posibles soluciones las debemos compartir con otros países para que puedan significar un avance en conjunto y no sirvan como barrera comercial para nuestro contacto con otros países. Es decir, todo esfuerzo que impulsemos debe ser pensado en comunidad para cuidar nuestra economía, cuidar a las personas involucradas en esta industria y por supuesto, cuidar el medio ambiente.
En resumen, es complejo porque todo esfuerzo debe hacerse colectivamente pero soy positiva y creo que vamos por buen camino.
En cuanto a una visión más global, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrentamos en la divulgación de la moda sustentable?
En que la línea de comunicación de muchos espacios hacia la sostenibilidad se baja pensando en tratar al tema como una tendencia, en vez de tratarlo como un tema constante, por lo tanto, con tal de “dar la nota” plantean o proponen soluciones sencillas únicas para problemas complejos y eso jamás será posible. Esa perspectiva sólo se utiliza para clickbait.
Para quienes estén comenzando un proyecto de moda sostenible, ¿cuál es tu consejo principal?
Asesórense con las personas adecuadas y no pierdan de vista el objetivo de las estrategias sostenibles que es perdurar a largo plazo sin afectar ni el medio ambiente ni a las personas que se involucran directa o indirectamente con tu negocio. Suele haber obstáculos que desmotivan a los emprendimientos si no tienen bien claros esos objetivos.
¿Qué prácticas sustentables pones en acción como consumidorx de moda que quisieras compartirnos?
Aprender a darle correcto mantenimiento a mi ropa y conocer un sastre de confianza que transforme o repare mis prendas para así alargar al máximo la vida de mi clóset, pues nada es más sostenible que lo que ya existe. Después de eso todo depende de mis necesidades del momento, analizar qué sí necesito y qué no, aprender a resolver esas necesidades desde otras perspectivas. Por ejemplo, si tengo un evento importante y quiero estrenar un nuevo look a veces recurro a mis amigas para ver qué me pueden prestar y así evitar un gasto o bien, recurrir a marcas locales que tienen un impacto ambiental menor en sus procesos de producción. Todo es cuestión de voltear a ver tus posibilidades.
Nomina algún proyecto de moda que sea visiblemente activo en la sustentabilidad que debamos conocer.
Palmabena. Creo que todos deberíamos conocer esta marca que enfoca sus perspectiva de negocios en esfuerzos completamente sostenibles, desde sus materiales, hasta sus trabajadores, hasta sus precios que son bastante competitivos con el fast fashion actual. De verdad es un goal de marca para mi y se ha convertido en mi proyecto fav.
También quisiera mencionar a Tazia, que tiene diseños increíbles y un sistema de trabajo admirable donde retribuye muy bien a sus creadores.
DANIELA BAÑUELOS
Ingeniera ambiental y fundadora de Second Chance Company
¿Cuál fue el momento clave que te inspiró a adentrarte en el mundo de la moda sostenible?
La moda, desde muy pequeña, fue para mi un lugar de creatividad y bienestar. Cuando estudiaba Ingeniería ambiental, para complementar mis gastos comencé a vender la ropa que ya no usaba y otra que encontraba con chachareros locales. Me acomplejaba el tema de que no estaba haciendo nada que tuviera que ver con mi carrera… hasta que vi un cartel de Fashion Revolution en una cuenta de segunda mano. Me pareció impactante que no teníamos idea de que detrás de cada prenda hay personas. Comencé a leer sobre las injusticias sociales y ambientales. Fue entonces cuando todo se conectó: mi trabajo temporal de rescatar ropa que nadie quería tomó importancia, la reparación y transformación de prendas se resignificó como acto clave de la resistencia y así se construyeron los pilares de mi marca de upcycling.
En cuanto a una visión más global, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrentamos en la divulgación de la moda sustentable?
Pienso que un gran desafío será reeducar a una población que ha tenido acceso a ropa barata a comprar con conciencia y dar mantenimiento y cuidado a lo que ya se tiene. En este momento la ropa es tan barata y accesible y nuestro ritmo de vida es tan acelerado, que nadie quiere invertir tiempo en cuidarla, basta con comprar algo nuevo.
Otro desafío será regular la producción, venta y gestión de residuos de las grandes marcas. Tendrá que ser un consenso global o seguiremos cargando la producción y con esto la devastación ambiental a los países con regulaciones laxas.
¿Qué estrategias o ideas propones desde tu trinchera para sensibilizar a tu audiencia / público sobre la moda sustentable
Dar herramientas de cuidado y reparación, comunicar las problemáticas de la moda rápida, dar incentivos por la reparación y transformación de lo que ya tienes. Ayudar a las personas a encontrar qué estilo los representa más, para que identifiquen a las prendas que verdaderamente necesitan.
Para quienes estén comenzando un proyecto de moda sostenible, ¿cuál es tu consejo principal?
Que cobren lo justo por su trabajo, tratar de compararse con los precios de fast fashion es insostenible para pequeños productores. Parte de la sostenibilidad es el pilar financiero y es necesario que sea rentable para continuar con la propuesta. Que comuniquen sus esfuerzos y sean transparentes con lo que aun no se está haciendo idealmente, y que eviten a toda costa el greenwashing, que solo frena el desarrollo y demerita los esfuerzos de las cosas bien hechas.
¿Qué prácticas sustentables pones en acción como consumidorx de moda que quisieras compartirnos?
Lavo la ropa solo lo necesario, intento orear, desinfectar y limpiar manchas antes de meterla a la lavadora. Compro únicamente lo que sé que voy a usar o que puedo combinar con lo que ya tengo. Antes de comprar algo nuevo exploró las alternativas de segunda mano, locales o responsables, y si compro algo de fast fashion me encargo de cuidarlo al máximo. Me deshago responsablemente de lo que ya no uso: lo vendo, intercambio o deposito en los contenedores de Grupo Marves que pueden reciclar lo que ya no está en buen estado.
Nomina algún proyecto de moda que sea visiblemente activo en la sustentabilidad que debamos conocer.
No laves tu ropa es un proyecto de Natalia Silva, la fundadora de Long Mx. Da valiosos consejos para hacer que la ropa dure más.
TALIA CU
Emprendedora y periodista de moda
¿Cuál fue el momento clave que te inspiró a adentrarte en el mundo de la moda sostenible? Comencé a aprender más sobre ese tema cuando me mudé a Ámsterdam y en la Universidad donde estaba, y en general en la ciudad, se vivía y se respiraba la idea de la sostenibilidad. Incluso ese año que estuve allí, se abrieron las puertas al Fashion For Good Museum, el primer museo de moda sostenible en el mundo. Así que me sumergí en lo que estaban haciendo los diseñadores locales ahí, y al regresar a México, lo primero que hice fue mandar a suprareciclar mi ropa con una chica que en ese momento ofrecía ese servicio.
Desde tu perspectiva, ¿cómo es la situación actual en México respecto a este tema?
El país es muy amplio y es difícil generalizar, pero dentro de lo que puedo observar de los diseñadores emergentes, definitivamente hay una visión muy fuerte del upcycling, de aprovechar los materiales que ya tenemos. También se opta mucho por consumir ropa de pacas, por lo que es relevante conocer más sobre lo que hay detrás de esto, y por ello les recomendaría que vieran el documental ‘Se Abrió Paca’, de Fashion Revolution Guatemala.
En cuanto a una visión más global, ¿cuáles son los mayores desafíos que enfrentamos en la divulgación de la moda sustentable?
Bueno, existe una especie de contradicción en el sistema de la moda, donde, de alguna forma, las revistas de moda tienen la intención de hacernos consumir y al mismo tiempo quieren hablar de esta cuestión de la sostenibilidad. Sin embargo, el sistema no está creado para ser sostenible, por lo que definitivamente tiene que haber más coherencia en la forma en que comunicamos, en comparación con el panorama real que estamos viviendo del calentamiento global. Seguimos muy inmersos en el aspecto “reluciente” de la moda, como los red carpets, etc., cuando detrás hay un sistema de híper consumo decadente.
¿Qué estrategias o ideas propones desde tu trinchera para sensibilizar a tu audiencia / público sobre la moda sustentable?
Creo que siempre es importante hablar desde la experiencia propia y compartir hallazgos, por otro lado, hay que tener gran cuidado de revisar adecuadamente la información que proporcionamos y las fuentes de dónde la obtenemos, es una industria propensa a las noticias falsas y hay que cuidar esto.
¿Qué prácticas sustentables pones en acción como consumidorx de moda que quisieras compartirnos?
Lo que siempre trato de hacer es comprar la menor cantidad de ropa posible, y la que compro la cuido bien y la uso mucho. Entonces, darle mayor uso a la ropa, comprar en menor cantidad pero de buena calidad, cuidar bien las prendas y, en la medida de lo posible, lavarlas a mano. También es importante revisar qué marcas estamos comprando; yo, por ejemplo, trato de comprar de diseñadores locales.
Nomina algún proyecto de moda que sea visiblemente activo en la que debamos conocer.
Franca Magazine , la revista de moda sostenible latinoamericana.
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