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El poder de la palabra: Moda y Apropiación
12.12.2024
Por Olivia Meza de la Orta

Parecen noticias viejas pero, ¿cuántas veces se han mencionado casos de apropiación cultural por parte de la industria de la moda y por qué no se ha logrado comprender? Esta vez el caso viene desde la misma Latinoamérica, hecho ocurrido en en el evento Orígenes 2024 organizado por la Asociación de Sostenibilidad de Perú (AMSP).

En este conversatorio dedicado a hablar sobre ‘la inspiración de las culturas peruanas y la apropiación cultural’, el Senior Editor de Vogue México y Latinoamérica, José Forteza, y la diseñadora peruana, Anis Samanez expresaron de manera explícita el complejo del salvador blanco sobre los pueblos originarios. Así como el pensamiento de ‘si tu me enseñas, yo te enseño’ sin tener una remuneración de por medio, entre otras declaraciones.

Saber que un líder de la industria como Forteza (le llamo líder por la posición que ocupa) se haya expresado con tanto vacío e insensatez, es alarmante. Y al mismo tiempo saber que Samanez, siendo peruana, no haya defendido las filosofías las cuales su marca sostiene, recae en la hipocresía.

@revistawapa

En un evento llamado “Orígenes 2024”, realizado Barranco, la diseñadora peruana fue ponente, sin embargo, protagonizó un controversial momento. 😱 #anissamamez #joseforteza #voguelatinoamérica #shipibo #shipiboconibo #moda #apropiacioncultural

♬ Danger – SoundAudio

Periodismo de moda, ¿serio?

La credibilidad de un periodismo de moda ejercido por Vogue México carece de coherencia. No importa si tuvieron a la primera muxe en portada cuando esta persona se dirige de forma racista al trabajo de la comunidad Shipibo-Konibo de Perú, en este caso. 

Términos como la inspiración y la apropiación fácilmente se rozan y se difuminan no solo en sus procesos sino también en cómo se están comunicando. Quizá uno de los problemas es cómo se aborda la expresión alrededor de los temas sobre textiles tradicionales desde un punto de vista capitalista y hegemónico como ordinariamente es la Moda. Es preciso tener la sensibilidad y la educación para explorar estas colaboraciones y sobre todo, exponerlas en eventos de escala mundial.

No hay excusas

La moda y la indumentaria tradicional (y sus saberes ancestrales) no son lo mismo. Es un tema complejo que vale la pena revisar en el sector periodístico, pues aunque la esencia de la moda es el vestido y tiene múltiples ángulos y aristas de las cuales se puede abordar, por su misma naturaleza diversa no puede concebirse, actuarse y pensarse en una sola fórmula.

Ser un periodista o editor de moda nos exige ejercer una visión más amplia sobre lo que conocemos como ‘moda’, ’diseño’ o ‘diseñador’, entre otros. Los vocabularios cambian, los conceptos cambian y cuando hablamos de la vestimenta tradicional desde una perspectiva colonialista y capitalista pierde TODO EL SENTIDO y aterriza en la apropiación, jerarquización y extractivismo. Humildemente hay que aceptar que la hemos c*gado una y un millón de veces, pero esa no debe ser una excusa. La oportunidad está allí para educarse, escuchar las historias de las comunidades de artesanos que llevan toda su vida diseñando y dedicándose a perfeccionar sus técnicas, preservar su identidad y su cultura. 

En este sentido, mientras las revistas o medios de moda motivamos el consumo de moda y prendas artesanales tradicionales, es nuestra responsabilidad identificarlas como tales y expresarnos de manera clara y respetuosa. Se debe cultivar esa inteligencia emocional y sensibilidad cuando se trastocan otros temas que acompañan a la indumentaria. 

Dicho esto, se vuelve abrir una puerta para los periodistas de moda independientes que desde lo sucedido han abordado el caso, tales como Guillermo Fonseca de Fashion Memo, Anna Nieto y Gen 33 de Graciela Martín, quienes han analizado el tema desde diferentes puntos de vista, generando los diálogos necesarios para construir y deconstruir cómo se percibe y consume en este enorme monstruo que es la moda.

Salirse de la burbuja

En representación de MEOW Magazine, pronuncio y recuerdo que la correcta divulgación de los textiles tradicionales en los medios especializados en moda es un requerimiento para hacer de este periodismo uno más íntegro y aliado en las luchas de los pueblos originarios porque su vestimenta es resistencia y es su historia. Muchos de ellos dedican sus vidas a rescatar técnicas, iconografías y diseños que están en peligro de extinción, como es el caso de la indumentaria de Villa de Juquila, por ejemplo. Asimismo, recordar que la vida en comunidades artesanas tienen diferentes ritmos, prioridades y una manera diferente de vivir. Dar por hecho que el mundo funciona de la forma que uno cree es invalidar todas las posibles existencias, es negar la biodiversidad, es invisibilizar otras realidades, luchas y causas, y eso es lo que se despertó a raíz de estos acontecimientos.

En un mundo regido por siluetas europeas y tendencias globales, portar un huipil u otra prenda ancestral es político, es activismo y es una manera –quizá la única- en que las mujeres y los hombres de estas comunidades tienen para poder expresarlo; para reconocerse en el mapa y que el mundo voltee a verlos.

Catalizador activista

En México existe una legislación que ampara los derechos del Patrimonio Cultural Inmaterial de los pueblos originarios, sin embargo, los casos de apropiación y discriminación aun existen. El arte kené del pueblo Shipibo-Konibo en Perú, aunque ha sido declarado como Patrimonio Cultural Intangible por la UNESCO, no cuentan con leyes o patentes avalados por su gobierno que protejan a estas comunidades.

Por un lado me alegra que este acontecimiento haya generado tanta polémica para volver a hablar de la apropiación, y para señalar la urgencia a nivel gubernamental de proteger los derechos y saberes ancestrales textiles de los pueblos de Mesoamérica. No obstante siento una profunda decepción por quienes tuvieron el poder de la palabra y no se hicieron responsables de ello, e incluso, atentaron o amenazaron a las mismas comunidades.

Huipil corto en telar de cintura y bordado, de Lorena Pérez, artesana de Zinacantán, Chiapas.

Los diferentes agentes de la industria de la moda tenemos la responsabilidad de educarnos, sensibilizarnos y ser activos en las causas que cada uno apoya y cree. El pensamiento hegemónico y capitalista en donde todo opera de una forma lineal existe, sin embargo, aceptar que hay otras formas de hacer, promover y consumir moda también. Somos los mismos medios latinoamericanos que debemos trabajar en conjunto, aliándonos desde nuestras trincheras –si nos lo permiten– para expresar la indumentaria tradicional de maneras justas y éticas, y así encontrarle el corazón a cada persona detrás, a su cultura, a sus emprendimientos. Como periodistas, editores y agentes, incluyéndome, este es nuestro lenguaje y nuestro poder es la palabra.