Casi todos los conocimientos que nos han formado vienen de estructuras rígidas como la academia y desde geografías que marcan rutas de norte a sur de manera unidireccional. Al menos desde ese lugar se dicta lo que es válido, “la verdad” y lo que es digno de ser estudiado y analizado.
Ése ha sido mi lugar de formación durante los últimos años de mi vida, sin embargo, cuando conocí el trabajo de Vanessa Rosales, resoné con su forma de difundir el conocimiento desde la desobediencia e inconformidad que deviene en propuestas nuevas para conocer y transmitir saberes; en particular para hablar de moda.

¿Quién es Vanessa Rosales Altamar?
Exploradora de las letras en mutliformato, Vanessa es autora de los libros Mujer incómoda (2021) y Mujeres Vestidas (2017), y tiene un podcast homónimo llamado ‘Mujer Incómoda’ (su segmento en inglés ‘Dressing Woman’ aborda los estudios críticos de la moda y la estética).
Académicamente es Historiadora de la Universidad de los Andes; tiene una maestría en Fashion Studies de Parsons The New School for Design donde ganó el Dean’s Scholarship. Y cursó un magíster en Periodismo con el diario argentino La Nación y la Universidad Torcuato di Tella.
Su trabajo como periodista independiente se puede leer en The Business of Fashion, The Daily Beast, Vestoj, CNN Style, Vogue Latinoamérica y BBC Mundo, entre otros medios de comunicación. Dada su amplia experiencia, tiene el honor de compartir sus conocimientos en el aula como profesora de teoría feminista, literatura y estudios críticos de moda.
¿Otro gran logro? Creó y ha liderado el primer Diplomado en Estudios Críticos de Moda en Colombia con la Universidad Jorge Tadeo Lozano, además de ser conferencista en diversas ponencias internacionales y es co-creadora del podcast Nación Moda.

Espera… ¡hay más!
Actualmente, trabaja en su próximo libro y en su apretada agenda, tuvimos el honor de conversar con ella por videollamada para MEOW Magazine.
Al respecto sobre lo que le interesa formalmente, Vanessa Rosales lo expresa de la siguiente manera:
Mi autopercepción está definida por la hibridez. Lo que más me interesa en el mundo es la palabra escrita y el pensamiento escrito. Pero gran parte de lo que he hecho ha sido desobedecer a los rótulos tradicionales de la escritura y la intelectualidad que son los dos grandes ejes de mi trabajo. En el fondo ese es el corazón de mi trabajo: el pensamiento crítico, la escritura, la exploración de la palabra. Pero creo que los formatos son híbridos. Escribo libros, pero también he sido columnista, pero también he utilizado las redes para escribir, he utilizado podcast, medios tradicionales, espacios propios. Técnicamente me considero una escritora y una pensadora que ha hecho uso de formatos híbridos y diversos.
En esta hibridez, Vanessa no reniega las bases tradicionales pero no es un exclusivo punto de partida. Su visión se da a la tarea de sumar nuevas propuestas teóricas y demarcaciones para entender a las formas de vestir desde otras dimensiones. Utiliza nuevas plataformas y medios para colectivizar el pensamiento.
La moda ha sido uno de esos terrenos en mi hibridez. Mi experiencia en la moda es muy amplia; desde estar en la industria como periodista, crítica; como mujer de la imagen que aparece en revistas, columnista, estar en pasarelas; hasta estudiar histórica y teóricamente la moda en Parsons, y volver para abrir espacios educativos.
Vengo del periodismo y de la crítica, obviamente de una época muy intensa de utilizar mi propia imagen en las redes para generar discusiones críticas, históricas, sociales y en los últimos tiempos me he volcado más a generar esos espacios académicos en formatos desobedientes a los tradicionales.

El panorama en América del Sur
Como colombiana escribiendo desde su propia tierra, Vanessa ha cuestionado el cómo se conciben las estéticas del país desde la mirada extranjera. A la vez que se ha dedicado a proponer el entendimiento de las formas del vestir desde nuevas aristas que interpelan a la sociedad, a lo político y lo económico. Porque los procesos sociales atraviesan los cuerpos, los cuerpos vestidos.
Cuando estaba recién iniciada empecé a hablar mucho del caribbean chic que en ese momento se articuló de alguna manera como esa gran estética que parecía estar guiando procesos de diseño e imaginarios de Colombia para el mundo.
En la última década el Caribbean Chic se estableció afuera en las esferas tradicionales del norte global como el gran elemento colombiano, pero también se han incorporado elementos de la protesta social [“porque las personas que creen en la justicia social también disfrutan de vestir bellamente”, lo he escuchado decir más de una vez]. En Colombia también hay unos reclamos a esa industria como en todas partes, pero también ha sido importante la academia y creo que yo hago parte de esas personas que desde antes de encontrarse venían pensando críticamente la moda.
La crítica como espejo social
Esto es apenas una parte de lo que podemos aprender del trabajo que se hace en Colombia en torno a la moda y en particular de la militancia contundente de Vanessa respecto al pensamiento crítico y el análisis profundo de este tema. Nuestra charla se extendió entre el gozo de compartir ideas sobre un tema que nos apasiona. Así que espera una segunda entrega.