El ciclo ha terminado. Otro inicia. Es la mitad del 2022 y hay una luz verde que me anuncia ‘continúa’ pero ve despacio.
Yo, junto a mis proyectos, también evoluciono y a veces esta tarea de seguirle el paso a todo lo demás y que todo vaya a la par es abrumadora. En el año nueve las cosas también se mueven. Esta rima no es una coincidencia. Nada ha permanecido estático, he brotado de la tierra como una semilla que le costó desenvainarse. A veces con lluvia, a veces con sol, pero el amor nunca faltó aun en los momentos más oscuros.

BIGGER THAN THE SOUND
Puedo decir que MEOW Magazine ha sido la relación más hermosa que he construido con algo o alguien más hasta ahora; muchas veces aproveché sus virtudes, casi agoté sus posibilidades, dudé y le cuestioné. Pensé en romper esta relación muchas veces, con la añoranza de que tal vez existía la perfección en donde me costara menos trabajo todo. La gente me aplaude por esta relación, la admira. Y a veces solo quiero dejar de pensar en ella.
No hay manera que desde la creatividad nazca algo auténtico si no hay amor de por medio. En alguna otra carta editorial idolatraba lo que es ‘ser creativo’ y que como seres humanos tenemos ese súper poder disponible en todo momento. Emprender un proyecto es como una obra maestra, en donde el artista sufre, se pierde, se encuentra y también lo goza. No es fácil. No es amable todo el tiempo, casi nunca. Es un bebé recién nacido que necesita ser vigilado, cuidado y sobre todo, amado.

NO FUE UN SMOOTH RIDE
Después de nueve años puedo decir que de no haber sido por el amor tan profundo que yace en mi, MEOW Magazine no existiría. Sin raíz no existe nada, solo el vacío. Sin cimientos, la casa se demuele. Sin corazón, el arte se extingue y no seríamos otra cosa más que trenes que siguen las vías que alguien más colocó.
Me recuerdo como una mujer de 23 años que después de una complicada ruptura sentimental convirtió todo su tiempo en lo que siempre añoró hacer. Que cuando pedí ayuda, la ayuda llegó. Cuando terminó mi primer trabajo formal, otras puertas se abrieron. Que cuando pensaba que no podía avanzar más, las personas indicadas me alentaron; cuando me cansé de nadar, el barco llegó y me ayudó a cruzar a la tierra a un lugar con nuevas rutas, ideas, gente.

Y así atravesé una de las múltiples crisis que esta relación me orilló. Cuando me dolía pensar que lo mismo que había creado me estaba traicionando, de pronto me ofreció un camino; un camino largo y difícil, no hubo shortcuts aunque yo los quisiera. Y aquí estoy sentada a las 5 de la tarde en un lugar que casi nadie conoce, viendo los árboles, escuchando música y tomándome un café mientras escribo esta carta de aniversario. Esta es la dicha de mi trabajo.
LOVE IS KEY
Siento que cada que escribo cartas editoriales que casi nadie lee, es como si me despidiera. Pero la verdad es que solo estoy dando la bienvenida por fin a un nuevo capítulo (otra vez), porque así son las facetas de las relaciones. Son capas que hay que leer y deshojar poco a poco, con amor, con paciencia, con la esperanza de que este sentimiento genuino en verdad está rebotando en cada célula de nuestro ser.

Durante nueve años, MEOW Magazine se ha nutrido de hermosas personas que desde sus talentos, genialidades y voces han dejado un mensaje que prevalece en las paredes y archivos que sostienen este medio de comunicación. Gracias a quienes están, a los que estuvieron de paso y a los que vienen también. Es la misma comunidad quien hace de MEOW este espacio creativo sagrado que no sacrificará sus ideales por complacer a las corrientes mainstream. Ya hice las paces con eso, también.
Nueve es solo el advenimiento de una nueva era. Un nuevo tiempo para MEOW Magazine y que por ahora, solo está colmado de agradecimiento, crecimiento y creatividad lista para expandirse con más precisión, orden y calma. Y espero que esta no sea la única relación fuerte que construya, estoy lista para un año diez y compartirlo con alguien igual de especial. Sigamos construyendo.

GRACIAS POR LEER,
Olivia Meza