La pasarela más reciente de la diseñadora mexicana Steph Orozco, presentada el 7 de mayo en Aleamoda, es el resultado de un proceso de transformación conceptual que propone un diálogo entre la moda como medio de expresión escénica y la instalación artística como un lenguaje alternativo para pensar el vestir.

Una trayectoria entre arte, política y deconstrucción
En esta propuesta, casi la totalidad de las prendas fueron inicialmente concebidas como instalaciones en espacios expositivos, antes de ser reinterpretadas y trasladadas al formato de pasarela. Esta migración del objeto artístico al cuerpo en movimiento revela –no sólo una preocupación estética, sino también una voluntad crítica hacia los límites tradicionales de la moda–.
En esta ocasión, las prendas fueron pensadas primero como cortinas extendidas, manteles y sillas. Un origen situado en la casa y la domesticidad: la silueta de la mujer siendo la presencia silenciosa que sostiene la cotidianidad.
La exploración entre moda y arte es una línea ya consolidada en la trayectoria de Orozco, quien ha destacado por su enfoque experimental, orientado a deconstruir la identidad regional tradicional del noreste mexicano. Su trabajo incorpora elementos formales de la anti-moda, influenciado por figuras como los diseñadores japoneses de la escuela de los años 80 —Rei Kawakubo y Yohji Yamamoto— y por la práctica conceptual de Martin Margiela. Desde esta perspectiva, su obra se posiciona al margen de las lógicas convencionales del consumo, habitando un espacio liminal del diseño que dialoga con preguntas filosóficas, políticas y estéticas.






La erótica del vestir: sugerencia como resistencia
Más allá de la influencia de estos precursores, Orozco articula un discurso propio en torno a la erótica del vestir, en el que subvierte la noción hegemónica de sensualidad. En su práctica, la erótica no radica en la exposición directa del cuerpo, en la piel o en las curvas visibles, sino en la sugestión y el misterio. La tela se convierte así en vehículo expresivo de la sensualidad: capas, velos, transparencias, pliegues y estructuras que ocultan, generando una tensión estética que desafía el paradigma occidental de la belleza inmediata, donde las siluetas se ajustan al cuerpo. Vestirse en capas, por lo tanto, no solo es un gesto formal, sino un acto de resistencia simbólica y una propuesta de otro imaginario de lo femenino.
La erótica no radica en la exposición directa del cuerpo, en la piel o en las curvas visibles, sino en la sugestión y el misterio.
En esta micro colección, en particular, las transparencias sutiles y la ligereza de los materiales se combinan con la silueta deconstruida y el pliegue abierto, sellos distintivos de su lenguaje visual. Esta fusión permite explorar una dimensión mística del eros, en la que el cuerpo se envuelve en una atmósfera ambigua: provocativa, reverente y delicada al mismo tiempo. A su vez, esta búsqueda se ancla en referencias locales, evocando el imaginario mexicano de la silueta ranchera tradicional y elementos del folclor sonoro contemporáneo, con una ambientación musical guiada por la voz aérea y profunda de Avrora Boreal, que acompañó la presentación.

Upcycling y paca: ética y estética en tensión
Paralelamente, la diseñadora trabaja desde una vertiente particular del upcycling, que constituye una parte esencial de su proceso creativo. Su diseño nace tanto del imaginario como de la materialidad concreta del consumo de la paca —el comercio de ropa usada importada, práctica extendida en América Latina—. Miles de personas se visten cotidianamente desde estas lógicas, ya sea por necesidad económica, conciencia ecológica o elección estética.
Al incorporar prendas provenientes de este circuito, Orozco no sólo cuestiona las dinámicas de producción y consumo de la moda global, sino que aporta la energía, la historia y las capas de significado de relatos ajenos a sus diseños.
Arte, activismo y espiritualidad
Con esta colección, Steph Orozco reafirma su lugar dentro de una corriente de diseño que permite concientizar y situar el vestirse como un arte donde prevalecen el pensamiento, el activismo y la espiritualidad en su lenguaje y contenido.







Texto por Virginie Kastel Ornielli