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Music
Woodstock 99, la mini serie documental sobre música y ambición sin precedentes
13.08.2022
Por Irving Alfaro

Los 90 fueron una de las décadas más irreverentes, ácidas y transgresoras de la época contemporánea, sin embargo, reconozco que también se caracterizó por ser una de las más oscuras en términos culturales, no solo por los géneros musicales sino por los trágicos desenlaces de los llamados ídolos adolescentes de la cultura pop.

Y aunque la pérdida de talento siempre ha sido constante a lo largo de la historia, durante los años 90 hubo cierta sensación de pesadez y hastío generalizado que se reflejaba en casi todos los aspectos del mainstream estadounidense. Específicamente en la música alternativa y su llegada a MTV.

Es en este contexto sombrío que se desenvuelve la mini serie documental de Netflix, ‘Trainwreck: Woodstock 99‘. A lo largo de tres capítulos nos muestra con lujo de detalle cómo fue la organización (o la falta de), antes, durante y después de un festival masivo y legendario como lo fue Woodstock en los años 60, esta vez en medio de una ex base militar llamada Rome, en Upstate, Nueva York.

Peace is Not an Option

Probablemente ya hayas visto en otros videos, crónicas, artículos u otros documentales sobre Woodstock 99 que las imágenes van de la locura juvenil a lo siniestro de una turba fuera de control mientras las horas y los días avanzan, sin embargo, para este documental los realizadores contaron con material inédito de archivo y entrevistas de algunos asistentes, reporteros, staff de seguridad y los propios organizadores, lo que nos permite ver de forma más amplia cómo fue que el espíritu de amor y paz que representó a Woodstock en 1969 quedó totalmente sepultado 30 años después por varias razones específicas.

En primer lugar, debido al calor registrado durante ese fin de semana de julio que rondaba los 38 grados Celsius, se generó mayor demanda de agua y ésta fue insuficiente desde el inicio. Este inconveniente elevó los costos de 4 a 12 dólares por botella, dando pie a un sinfín de reclamos por parte de los asistentes a solo un par de horas de haber arrancado el festival. Asimismo, la falta de zonas para cubrirse del sol eran tan pocas que muchos de los asistentes compraban pizzas solo para cubrirse con las cajas de cartón.

The Kids Aren’t Alright

En segunda instancia está el hecho de que la música alternativa del momento distaba mucho de tener un discurso reflexivo sobre el amor (y con esto no pretendo culpar a la música, ni a las bandas por lo ocurrido), en todo caso éstas eran solo el reflejo de la clase media norteamericana de ese entonces: desencantada de su realidad, pesimista sobre su futuro, totalmente volcada a una cultura del mínimo esfuerzo y que encontraba refugio en géneros como el hip hop, el nü metal y happy punk. La realidad que existía en todo su entorno, las pocas oportunidades laborales y la doble moral de la sociedad (que irónicamente se reforzaba con muchas de éstas canciones), enaltecía una visión machista, misógina y sumamente violenta hacia las mujeres, con poca empatía a sectores marginados y ni hablar de la inclusión, pues era prácticamente inexistente.

Con bandas como The Offspring, Kid Rock, Korn y DMX alimentando el ánimo destructivo entre sus asistentes, en su mayoría chicos de fraternidad ebrios y deshidratados, el ambiente se tornó tenso y era solo cuestión de tiempo para que todo ardiera.

Break Stuff

Para el atardecer del segundo día de actividades, la gente que decidió quedarse estaba ya tan molesta que el primer momento de locura generalizada explotó junto con Limp Bizkit, quienes no dudaron ni un segundo en pedir a los asistentes que dejaran salir su furia y destruyeran todo mientras tocaban Break Stuff.

A partir de ese momento, todo salió de control y frente al escenario la gente pasó de hacer moshpits y lanzar botellas de plástico a tirar las vallas de protección y arrancar las tablas que las cubrían para luego aventar todo por todos lados. La catástrofe había comenzado.

Down With Profit

Y por último, pero no menos importante, esta la ambición descarada de los organizadores y promotores del evento, incluyendo a Ticketmaster, pero resaltando la figura de Michael Lang, un yuppie que buscaba repetir el éxito del festival masivo 30 años después, sin entender los cambios culturales de la época en la que vivía ahora.

Tan solo con mirar el nombre de bandas como Metallica o Rage Against The Machine en el lineup, podías darte cuenta que no habría un discurso de fraternidad en dicho evento. Pero a Lang eso era lo que menos le importaba y como se puede ver en el documental, hizo poco o nada para detener el festival o corregir algunas fallas vitales. Su solución para este desastre fue simplemente repartir velas entre los asistentes…

No Basic Needs

La falta de agua, baños limpios, zonas de resguardo y personal de seguridad capacitado, aunado a los excesivos precios de la comida, el alcohol y la mercancía oficial, provocaron no solo que miles de jóvenes perdieran el control y destruyeran una torre de cabinas; sino que además quemaran 12 remolques de equipo, vandalizaran los baños y saquearan la zona de comida y mercancía oficial. Dicha falta de logística directamente provocó la muerte de una persona por hipotermia y un posterior paro cardiaco; al menos cuatro mujeres fueron atacadas sexualmente y varios miles de personas terminaron con severas infecciones estomacales debido a la falta de higiene en dicho lugar.

The Day The Music Die

Woodstock 99 representa la antítesis de todo lo que se pregonaba en la época dorada de la escena hippie. De alguna forma el festival marcó el fin de una era muy oscura, llena de violencia, caos y destrucción; y como bien resumió en una frase la periodista Jane Ganalh para el San Francisco Examiner: “Woodstock 99 fue el día en que la música murió”. Y aunque hoy suena un poco exagerado, en aquel momento se sintió muy real para quienes simplemente la pasaron mal, sufrieron ataques o perdieron un amigo. Dejando muy mal parada a la escena del nü metal, el hip hop y a sus fans, a quienes la prensa y los medios musicales señalaban como “un montón de idiotas“. Hecho que hoy en día aún continúa pesando sobre todos ellos.

A 23 años de una verdadera tragedia musical, el mini documental desmitifica la “leyenda” de lo ocurrido ese fin de semana y sirve casi como un manual práctico de logística y un recordatorio de todo lo que NO se debe hacer al organizar un festival con más de 400 mil personas reunidas en un espacio sumamente adverso.

Dale un vistazo a ‘Trainwreck: Woodstock 99’ que ya está disponible a través de Netflix y no olvides comentarnos qué te pareció.

@remyboy.aa